El fanatismo de Marca o el periodismo amarillo ya llegó al deporte
Manolo no se pasó ningún pueblo. Esta vez el que se pasó fue Mou, y varias veces después de la cuarta fecha, cuando declaró que el Gijón se había dejado ganar por el Barcelona. Luego en el partido de vuelta contra el Murcia, mandó a la mierda al árbitro y aún después removió la mierda para que ésta tuviera peor olor.
A pesar de Marca y de su fanatismo, Manolo no se pasó ningún pueblo y de paso hay que decir que el narcisismo de Mou no tiene fronteras. Todo lo que pasa en el fútbol español es a su favor o en su contra. Y ya podemos adivinar el futuro: cuando empate o pierda el Real Madrid, el señorito luso dirá que fue culpa del árbitro.
El Psicoanalista jubilado
