Anoche soñé un sueño todo en rojo, grandes desiertos rojos agitados por vientos rojos inconcebibles. Grandes olas rojas prediciendo una marea roja incontenible. Hombres vestidos de rojo corriendo a velocidades supersónicas.
Me desperté agitado y me dije: He soñado con la selección española.
Pero esto no fue todo, sentía en mi pecho un amor insostenible por todo lo rojo: las rosas rojas, la pasión roja, la pasionaria roja, el carmín rojo de tus labios enamorados; las bragas y calzoncillos rojos de Nochevieja, en fin, todo lo rojo. Y, en este delirio rojo y apasionado, lo vi todo con mucha claridad: La selección española le vencería con mucha facilidad a la selección paraguaya.
Y no importa quién gane el Alemania-Argentina porque la roja, un cúmulo de supermachos, ganaría tanto a una como a otra y luego la final, impresionante, contra Brasil.
Y ahí, era donde España, ganando a Brasil en la tanda de penaltis, demostraba la supremacía del fútbol europeo
Hasta la próxima.
Miguel Oscar Menassa
Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010
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