Presentación por Carmen Salamanca,
Secretaria de Redacción de “Las 2001 noches” para Europa
LAS 2001 NOCHES HA LLEGADO AL Nº 100
Madrid, enero de 1997. En el mismo momento en que el mundo se felicitaba por haber duplicado con exactitud un organismo vivo, la oveja Dolly, creyendo que así conseguirían la inmortalidad, nace Las 2001 noches, revista de poesía, aforismos, frescores como un producto único, que sólo se repetirá en su diferencia.
12 años después, enero de 2009, Las 2001 noches llega al nº 100. Esta sencilla frase, tan cargada de emoción y alegría, conlleva, a la hora de hacer balance, una dificultad añadida: la constancia de que estos 12 años, también, fueron nuestra vida. Así pues, nos toca hablar de la historia reciente de Grupo Cero, de la cual esta revista es un escaparate perfecto.
Ante semejante tarea, lo más prudente es remitirnos al producto, con la mirada más imparcial posible y, después, bucear entre sus casi 1.000 páginas, tratando de hallar las palabras que sostienen este ejercicio de tesón y generosidad.
El número uno ya nos muestra algunas de las claves de esta publicación: para quién y cómo. Bertolt Brecht, desde la editorial, responde a lo primero: “A los hombres futuros”. Y respecto al cómo, el propio Menassa explica: “Para el poeta, sólo una apuesta: saber elegir, entre los mejores, los mejores”.
El porqué lo expresa, en el nº 6, Leopoldo de Luís de manera muy clara: “Muy importante me parece el lema que la revista coloca en su frontispicio: Si es posible el poema es posible la vida. Porque este lema resulta revelador. Basta leerlo para persuadirnos del concepto de poesía que la revista mantiene. Lejos de la idea del arte por el arte, lejos de la mera experimentación lingüística. La poesía es vida, o al menos compañía de vida.”
Podemos decir, entonces, que Las 2001 noches se propone como vehículo de transmisión y difusión de la mejor poesía de todos los tiempos a los hombres futuros, es decir, a todos aquellos que leerán la revista.
Como novedad respecto a revistas anteriores del grupo, Las 2001 noches incluye, desde el comienzo, el modo en que se financia la publicación: una lista donde aparecen los socios de honor, con el nombre de cada uno de ellos y la cantidad mensual que aportan.
Y es así, no por casualidad. En las Notas de Dirección del nº 1, Menassa explica: “Solucionado el problema económico en los renglones anteriores, recién ahora, al tener economía, infraestructura, recién ahora podré disfrutar de mis versos, bueno, también puedo difundir ideas.”
La revista conserva el mismo formato desde el principio: la cabecera, el número de páginas (8), el tamaño tabloide y, hasta el nº 99, salió a la calle siempre con el mismo tipo de papel, “prensa mejorado”, es decir, papel de periódico. Pero los tiempos cambian, y hay que saber cambiar con ellos, así que a partir del nº 100 hemos decidido apostar fuerte por las nuevas tecnologías, y difundirla por Internet. No vayan a creer que la crisis tiene algo que ver.
Respecto a los ejecutores de la revista, el Consejo de Redacción si se quiere, ni un nombre, nadie se hace responsable los primeros 9 números, apenas un tímido recuadro con la leyenda: “Donaciones, sugerencias y correspondencia: Ferraz, 22.”
No es hasta el nº 10, (nov 1997) cuando aparece por primera vez el Staff, con su Director, Miguel Oscar Menassa, y sus secretarias de redacción, una para Europa y otra para América. Este equipo, en su esencia, también se mantiene.
Hace casi 12 años que mi nombre figura en ese Staff y la emoción es indescriptible. “La razón de ser son las cosas hechas”, dice Menassa, y yo me siento orgullosa y agradecida, al mismo tiempo, porque las 2001 noches es una buena razón para continuar, siendo en la tarea.
Pero, en estos años, también ha habido cambios.
Las 2001 noches nace como una publicación de distribución gratuita, con la modesta tirada de 20.000 ejemplares mensuales, pero la acogida fue tal que, enseguida, tuvimos que aumentarla. En el nº 14, la habíamos triplicado y, apenas dos años y medio después, con el nº 26, alcanzó los 125.000 ejemplares de difusión gratuita.
Al darnos cuenta de semejante hazaña, en el número siguiente, el 27, incluimos una declaración de intenciones: “125.000 ejemplares: nadie, nunca, me alcanzará, soy la poesía”.
Para que esto siguiera siendo cierto, en el Nº 35 y debido a que Extensión Universitaria había igualado nuestra tirada, la aumentamos en 1 ejemplar, es decir, 125.001. Así se mantiene desde junio de 2001.
El nº 80 se edita en cuatricromía, lo que permite incluir reproducciones de óleos de Menassa, que se añaden a los dibujos, también de su autoría, que tradicionalmente ilustraban la revista.
Hasta aquí, podríamos decir, la ficha técnica, los datos básicos que la definen y sitúan en un contexto social concreto. Pero nos queda hablar de todo lo demás, que no es poco: ¿qué hay dentro? ¿qué dice? ¿qué pasó en estos 100 números?
Es el momento de acudir a Nietzche: “Sólo se es fecundo al precio de ser rico en antítesis”. Y es que los contenidos que Las 2001 noches ha mostrado al mundo gozan de amplitud y diversidad, características éstas inherentes a la poesía. Amor, odio, guerra, paz, hombre, mujer, religión, erotismo, verdad, mentira, alma, cuerpo… Todo lo que concierne al hombre es materia prima para la poesía.
Entonces, podemos afirmar que el criterio de selección de sus contenidos no es ideológico, personal, moral o afectivo, y ni siquiera la corrección política.
Aldo Pellegrini, en el nº 4, explica: “La poesía no es más que esa violenta necesidad de afirmar su ser que impulsa al hombre. Se opone a la voluntad de “no ser” que guía a las multitudes domesticadas, y se opone a la voluntad de “ser en los otros” que se manifiesta en quienes ejercen el poder. La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea sólo habitable para los imbéciles.”
Vamos descubriendo que, a lo largo de Las 2001 noches, se desarrolla, también, una especie de “arte poética”, firme aunque sin estridencias. En el nº 1, Menassa apunta: “El poeta, a la inversa de un líder, debe realizar todas las tareas que se propone”. Y en el nº 2, continúa: “En poesía, no sólo quiero dejar una gran herencia, sino que quiero gozar, yo también, de esa herencia. Comenzar a gozar ya mismo de mi poesía y ese goce será parte de la herencia.”
Como nos recuerda Enrique Cadícamo (nº 21): “Al mundo le falta un tornillo, /que venga un mecánico pa’ver /si lo puede arreglar...” Por eso, la revista ha mantenido un tono vitalista, sensible a la realidad, ágil en la respuesta a determinadas situaciones en lo social que, inevitablemente, afectan a nuestra vida. Algunos ejemplos: “La nueva ley de extranjería”, el desastre del “Prestige”, la guerra de Irak, la boda del Príncipe Felipe o los 150 años de la muerte de Sigmund Freud.
Hay que destacar los números que reúnen la obra de varios poetas en torno a una idea común. Feliz Navidad (77); Acerca de la escritura (80); Federico García Lorca, ha nacido un poeta (16); Porque el tango es macho, ¿y la milonga qué? (21); Dios, una palabra para la poesía (45); Mujeres escritoras (49) y los monográficos sobre las películas: Infidelidad y Mi única familia. También los dedicados a un solo autor, entre los que destacan: Vicente Aleixandre, Leopoldo de Luis, María Chévez, José Ángel Valente, Juan Jacobo Bajarlía o Menassa.
Antes de terminar, quiero resaltar dos cuestiones fundamentales:
Que Las 2001 noches también ha generado varios productos que llevan su nombre, como la colección de poesía de la EGC, que se inaugura con el libro de MOM titulado también “Las 2001 noches”, que contiene las primeras notas de dirección de la revista; programas de radio (en Madrid y Buenos Aires), el cabaret poético-musical en Madrid, el ciclo de Lucía Serrano en Buenos Aires, etc.
Y segundo, que además es la razón por la cual hemos querido celebrar este acto aquí, es que Las 2001 noches ha tenido una presencia permanente en la FERIA DEL LIBRO de Madrid, desde su creación.
“El hombre es aire en el aire y para ser un punto en el aire necesita caer”, nos dice Antonio Porchia en el nº 9. Para nosotros ha llegado el momento de poner un punto en esta historia, cosa nada fácil aunque necesaria, así que, humildemente, nos disponemos a caer, de nuevo, en el presente. Y con alegría ya que, tras este punto, podemos empezar otra frase, es decir, el siguiente número de Las 2001 noches.