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El psicoanalista jubilado
 
 
 

 

23 de marzo de 2015

Participación de Magdalena Salamanca en un artículo publicado por la agencia EFE


"Sentirse excluid@" es un artículo difundido en diferentes medios de internet


relaciones sociales

¿Se siente excluid@?

Para ser felices necesitamos ser parte de un grupo, conectados con los demás. por eso nos sentimos mal Cuando alguien nos ignora, aunque sea un desconocido o sea on line

María Jesús Ribas

Como el patito feo del famoso cuento infantil der Hans Christian Andersen. Como el sapo de otra charca o un pez fuera del agua a los que alude la sabiduría popular. Así se sienten muchas personas que se consideran, o se perciben a si mismas, excluidas de un determinado grupo social, con o sin una razón verdadera que lo justifique.

La necesidad de permanecer en conexión con otras personas es tan potente en los seres humanos que, incluso ser ignorada por un desconocido, puede hacer que una persona se sienta excluida y experimente malestar, de acuerdo a una investigación reciente, realizada en la Universidad de Purdue, en Indiana (Estados Unidos).

Los investigadores señalan que, para sentirnos felices necesitamos sentir que formamos parte de un grupo o que estamos conectados con los demás, y esa sensación de pertenencia puede provenir de inscribirse en un club, de relacionarse con un vecino amistoso o de mantener el contacto visual con un desconocido.

Para realizar su trabajo, publicado en la revista Psychological Science, los estudiosos eligieron al azar a una serie de individuos que caminaban por el campus de la PU. Después un asistente de la investigación miraba a alguno de los caminantes a los ojos, a otros les miraba y les sonreía simultáneamente, y en otros casos dirigía su mirada en la dirección de los sujetos, pero sin mirarlos directamente. A continuación, el asistente de la investigación, preguntó a cada uno de los sujetos de los tres grupos que participaron en el estudio en qué medida se sentían conectados psicológica y emocionalmente con los demás. Los investigadores encontraron que quienes mantuvieron contacto visual con el asistente de la investigación se sintieron menos desconectados que aquellos que fueron ignorados, incluso cuando no recibían una sonrisa.

Los asistentes eran personas que uno no conoce, que simplemente caminan al lado de uno. El que miraran a los sujetos, aunque fuera sin contacto pareció tener un efecto, al menos momentáneo.

Para Wesselmann, «lo más interesante de esto es que ahora podemos hablar más del poder de la conexión social humana. Parece ser un fenómeno muy potente».

El dolor de quedarse fuera

Los investigadores señalan que otras investigaciones anteriores demostraron que las personas pueden sentirse excluidas, incluso cuando se les aparta de un grupo al que ellas mismas condenan.

«El sentimiento de exclusión es un estado que se repite de forma continuada en diferentes situaciones de la vida de las personas afectadas y que puede llegar a desencadenar una gran frustración y tristeza, invadiendo, estos efectos, todas las relaciones del individuo», explica la psicoanalista Magdalena Salamanca Gallego.

Según esta psicoteraeuta (www.magdalenasalamanca.com) «la angustia, la ansiedad, el sentimiento de soledad, el miedo, el rechazo, el aislamiento son algunas de las manifestaciones más comunes del sentirse excluido».

«El sentimiento de exclusión acontece comúnmente en personas con tendencias celosas. Aunque se produzca en una relación de dos personas, este sentimiento acontece frente a la presencia de un tercero». Esta psicoanalista pone un ejemplo: «En una relación de pareja, uno de los miembros se siente excluido frente a un deseo o actividad que el otro realizará, o propone realizar, con un tercero, ya sea, con una persona física o entidad donde desarrolla una actividad lúdica, laboral o, incluso, familiar».

«Para que acontezcan los celos, son necesarios tres. En una relación idílica entre dos personas es frente a la presencia del tercero cuando surgen los celos. En este caso, como en el anterior, no es necesario ni que ese tercero exista físicamente, con que uno de los dos lo nombre o lo desee es suficiente», señala Salamanca.

Según esta experta, los celos que sufren a menudo los individuos que se sienten excluidos «los provocan las palabras y son encubridores de un deseo, evidentemente desconocido o no tolerando por la persona que los padece».

También ‘en línea’

Ser ignorado ‘en línea’, a través de Internet, provoca en el excluido el mismo malestar que cuando acontece en persona, cara a cara. Lo concluye un estudio reciente de la Universidad Estatal de Pensilvania que ha observado el impacto emocional de ser excluido de una red social, como por ejemplo Facebook, en comparación de una exclusión persona a persona.

Si alguna vez se ha sentido mal porque le han ignorado en Facebook, no es el único.

Según el psicólogo Jaume Guinot, director del Grupo Psicología Granollers (Barcelona, España) la obsesión de algunas personas por integrarse en el grupo, puede crearles el denominado ‘síndrome de rebaño’.

«El hombre es un ser social. Un animal que quiere ser aceptado por la manada. Ese instinto por formar parte del grupo se puede trasladar también a los equipos de trabajo. Está demostrado, sobre todo a través de la publicidad y del consumo, que las personas imitamos lo que hacen los demás», señala Guinot.

«Estamos conectados por una conciencia colectiva», afirma Martin Lidinstrom en su libro Así se manipula al consumidor. Evaluamos lo que hacen los individuos que nos rodean y modificamos en consecuencia nuestras propias acciones y comportamientos», según el director de Psicología Granollers.

«Según Lidinstrom, los humanos queremos sentirnos parte del grupo. Y no le faltan ejemplos que reflejan esta necesidad: desde campañas de marketing que incitan a los consumidores a comprar determinado producto, a experimentos que demuestran que solemos imitar el comportamiento de los demás», añade este psicólogo ( www.psicologiagranollers.com).

Según Guinot «abundan los estudios que han demostrado que, por instinto, para todas nuestras decisiones observamos el comportamiento de los demás. Parece que impulsivamente creemos que los demás saben más de lo que imaginamos sobre nosotros mismos».

«Los humanos solemos dejarnos llevar por los demás, por aquellos que consideramos mejor informados. Hay incluso investigaciones que demuestran que, en un grupo, se sigue a los que parece que saben dónde van», explica el psicólogo.

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