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El psicoanalista jubilado
 
 
 

 

 

21 de septiembre de 2013

Celebramos con una gran fiesta el cumpleaños de Miguel Oscar Menassa (73) y Norma Menassa (75) [II]


Olga de Lucia dedicó un hermoso poema a Miguel Oscar Menassa por su cumpleaños

Poema de Carilda Oliver Labra a Miguel Oscar Menassa

Poema de Olga de Lucia a Miguel Oscar Menassa

Poema de Olga de Lucia a Norma Menassa

Poema de Norma Menassa a Miguel Oscar Menassa

Poema de Norma Menassa por su cumpleaños

Poema de Carmen Salamanca a Miguel Oscar Menassa

Poema de Alejandra Menassa a Miguel Oscar Menassa

Poema de Alejandra Menassa a Norma Menassa

Poema de Carlos Fernández a Miguel Oscar Menassa y a Norma Menassa

Poema de Amelia Díez Cuesta a Norma Menassa

Poema de Amelia Díez Cuesta a Miguel Oscar Menassa

Poema de Magdalena Salamanca a Miguel Oscar Menassa

Poema de Helena Trujillo a Miguel Oscar Menassa

 


Alejandra Menassa


Norma Menassa


Miguel Oscar menassa y Joaquín Salmerón


Graciela Giordano, Clémence Loonis y Helena Trujillo


Cruz González acompañada por Manuel Valencia al piano


El maestro Francisco Ortíz en primer plano


Jaime Kozak


Sylvie Lachaume


Socorro Montes de Oca, Pablo J. García, Laura García, Ruy Henríquez y Magdalena Salamanca


Carlos Fernández y Socorro Montes de Oca


Carlos Fernández


Pilar Rojas y Ruy Henríquez


Manuel Valencia


Graciela Giordano


Helena Trujillo, Clémence Loonis y Cruz González


Los padres de Miguel Martínez


Yolanda Hernández y su hijo Luca


Norma Menassa y Ruy Henríquez


Gracia Esteban, Hernán Kozak y Socorro Montes de Oca


Ruy Henríquez y Carmen Salamanca


Carmen Salamanca y Hernán Kozak


Manuel Menassa, Marta Herráez, Miguel Martínez, entre otros


Mónica Torremocha


Alejandra Menassa y Olga Menassa

 

 

NO ME CANSO, MI AMOR, YA DE QUERERTE

No me canso, mi amor, ya de quererte
"No me mueve, mi Dios, para quererte"

No me canso, mi amor, ya de quererte
ni me pesa tan poco lo perdido;
solo importa que de veras has vivido
y ese tiempo que falta para verte.

No fue gloria pasada el conocerte
porque sigo teniendo lo tenido;
tú no eres la noche ni el olvido,
en mi pecho renaces sin tu muerte.

Sé que es larga y monótona la espera,
y si acaso tu rostro se borrara
algún sueño mañana pareciera.

Pero siempre será lo que antes era.
Aunque verte de nuevo no esperara
lo mismo que te quiero te quisiera.

Carilda Oliver Labra

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CARTA A MENASSA EN SU 73 CUMPLEAÑOS

Querido:

Si dijera que hace casi medio siglo que te conocí no estaría muy desacertada, sin embargo se me hacen tantos años y tan pocos!

Fue la tuya una trayectoria precoz, ya habías participado en Poesía Junta y tenías dos libros publicados Pequeña historia y La ciudad se cansa y estabas escribiendo Los otros tiempos. Recuerdo qué admiración se hacía presente en mí al escuchar de tu voz los poemas recién alumbrados, aún inéditos, tu pasión en ellos nos llevaban de la mano al elixir del abrazo, al goce de los cuerpos.

Paladín de una revolución inédita fundaste el Grupo Cero, mejor dicho legitimaste el Grupo Cero con el Primer Manifiesto el mismo año que sellamos ante el mundo nuestro pacto de amor. Tú a la sazón tenías dos hijos de tu matrimonio con Marta, con quien habías vivido dos años en Milán y a causa de ello habías interrumpido los estudios de medicina, que retomaste al regreso y en l969 terminabas la carrera.

Hacía 10 años habías comenzado tu psicoanálisis y luego tu formación y a la sazón trabajabas como psicoanalista y fue así como te conocí, precisamente en un grupo de estudio que coordinabas sobre Lecciones introductorias al psicoanálisis.

Mi fascinación iba en aumento. Comencé a participar en tus talleres de poesía y como todo lo que tocas adquiere una energía especial, al poco tiempo, María Chevez publicaba su primer libro, producto de su pertenencia al taller.

Muchas son las situaciones que dejaron un recuerdo imperecedero, pero dos momentos merecen ser destacados uno la presentación de la revista Grupo Cero, multitudinaria en el Taller de Alberto Cedrón y otra la presentación de Yo Pecador, más concurrida aún, en el Teatro San Martín de la ciudad de Buenos Aires.

Si importante fue el hecho, no menos importante, un gesto que habla de tu generosidad, en el acto nos permitiste leer algunos poemas a los alumnos del taller.

Cuando partimos ya habían nacido Alejandra y Pablo y nuestro cambio de país y sus dificultades, lejos de quebrantar nuestro amor, nos hizo más fuertes.

Luego vino la Comunidad Carbonero y Sol, experiencia alucinante, que sin duda nos enseñó muchas cosas, queriendo poner en escena una manera de pensar diferente. Dejó alegría y cicatrices.

Esa certeza en lo grupal como máquina productora de deseos es siempre una de las premisas que guían tu quehacer.

Esa fidelidad a la escritura, esa coherencia con tu pensamiento, ese tesón para conseguir los objetivos , son cualidades que admiro de ti.

En 1979, nace Fabián y en 1981 Manuel.

Habías publicado Salto Mortal. Nunca dejaste de publicar, Poesía, Psicoanálisis, Novela, Cine, Pintura hablan de un estilo particular.

En 1981 otro hito en tu historia acuñó la fundación de la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero. Y así  Congreso tras Congreso, verso a verso, el territorio Grupo Cero fue creciendo.

A tu lado aprendí que los afectos obnubilan el pensamiento, que ellos y la ideología deben ser psicoanalizadas, que sin psicoanálisis uno desconoce las posibilidades del ser, que el yo se construye y el amor, si no se trabaja para reavivarlo, se apaga.

Te amo por los motivos inconscientes que determinaron que me enamorara de ti y aún más por los conscientes que estoy manifestando y te sigo amando porque a tu lado aprendí a gozar, con el sexo, con la escritura, con la pintura, con el cine, con la maternidad, con la libertad que se puede conseguir cuando el otro es consciente de nuestra naturaleza mortal y las asociaciones que el deseo trama para unirnos a la vida, al deseo de vivir.

Vivir cerca de Menassa es apostar por el goce y por el saber.

Es someterse a una forma de vivir que cuestione desde el psicoanálisis los celos, la envidia, el odio, el amor, como sentimientos infantiles, que analizados son puestos como energía en el mundo que queremos transformar.

Amo a Menassa por su sentido del humor y su pujanza, le amo porque ama vivir, le amo por su mano siempre tendida al semejante, por su escritura, por su pensamiento, que abre la puerta a otra dimensión.

Por ser el timón de una familia particular, donde lo que se privilegia es la creación, donde el trabajo es la única posibilidad de inscribirse como humanos y el amor algo que hay que producir.

En España no has dejado de trabajar, de crear, de hacer crecer tu pensamiento y hacer crecer lo que vive a tu alrededor. Ni la muerte de Pablo quebró tu voluntad, ni tus superados problemas de salud te alejaron de tu deber.

La propuesta de 2010 como candidato al Premio Nobel un incentivo para seguir profundizando en la obra producida.

Amado, en tu 73 cumpleaños, no dejo de enamorarme, 73 rosas rojas para el amor, belleza al acecho de la espina. Mi vida es goce entre tus brazos.

Infinito amor sobrecogido por la belleza de la letra.

Sigamos avanzando sin temor. No olvides que a los cien tenemos acordado un compromiso.

Olga de Lucia

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LA MÁS BELLA ENTRE LAS FLORES

Tu paz, tu brillo en la mirada, tu amable sonrisa,
nos trajeron tu duende para alegrar nuestras vidas.
Bandera de amor, maga de las palabras,
endulzas nuestros días, acompañas nuestras ilusiones,
marcas con tu entrega el nuevo derrotero
donde psicoanálisis y poesía anudan tus versos
de incalculable belleza y maestría.

Por eso, querida Norma, quiero festejar
tus maravillosos 75 años y el privilegio
de tenerte entre nosotros, batallando.

Olga de Lucia

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A MI HERMANO MIGUEL, EN SU CUMPLEAÑOS 73

Hoy quisiera que la dicha logre alivianar tu espíritu imprevisto,
poner a la ilusión en subalterno vaivén como de olas .
Todo está alegre y en ello tu alegría ahuyentará despacio el cavilar
porque no es necesario saber tanto de la luz sino de sus señales.
De cuerpo entero, hermano mío,
te veo transitando el cauce y su corriente
desviando la pedrada,
ganando la batalla al pié de la escalera
de un marmol inmortal en una calle con nombre de patriota,
al que pisabas sin darte cuenta que venías de campos tan humanos
donde la dicha apoyada en su infortunio volaba por las cumbres

A veces decíamos, que brava que es la vida
Pero te ví mirando a una mujer cuando florece
creciendo tu también entre los médanos
de aquel pasado de sol y de desierto
que llevaron color a tu mirada,
y pronunciaste de a poco la palabra hombre sin adjetivos resonantes,
más bien un canto cordial en el punto maternal que tu acogías.
La espalda te sobró, sobre ella anochecieron días y
albores vieron tu nacimiento puro,
sin unidad que pueda contar años,
un cero desafiando la flaqueza,
una pluma cortando la baraja ,
tu mano enarbolada buscando una palabra
que acalle cualquier crepúsculo futuro,
que entretenías en las riendas traviesas de tus dedos.

La jornada está por comenzar,
hay que descalar los cuatro puntos cardinales,
cambiar el rumbo de los vientos,
tener una edición en pié,
perder nuestra pureza de animales,
agitar para que vibren los hombros y
el temblor descalabre los encuentros absolutos.
Verde está el corazón,
ya que no encuentra la llave que va en todas las puertas
y el pensamiento muestra despacito como olvidan los ojos una lágrima,
porque todo está aquí, esto es mañana,
el mirlo cantará un par de endecasílabos
y romperá para tí las malas causas.

Norma Menassa

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A MIS 75 AÑOS

Un día el sol tendrá una secreta explosión y el corazón será un relámpago.
 
Todos los que amé serán los amados para siempre

Con ellos descubrí el fuego en la caverna,
que por entonces era la hoguera del campamento donde
jugábamos a los indios con la excusa sólo de dibujarnos las mejillas,
fumar la pipa de la paz, hasta que el iluminado hablase
e hiciese estallar las piedras de la calle.

Los árboles inmutables proseguían su tarea de anillar la edad en sus troncos
y dejar en ese idioma solitario, capturado el tiempo.

Alguien solía evocar algún sueño
salido de la tierra y de la luna de los lobos,
intentando ejecutar el sagrado ritual donde se acallara
el vuelo de los pájaros llamando a los espíritus.

Cantaban para mi
volviendo para atrás las largas noches del invierno
y el sexo salido de las sombras atraía como un brillante imán
los deseos que se creían extraviados en extrañas pasiones
donde se alejaban las promesas de amor
y todo fugaba del paraíso hacia el infierno.

Adoradores de la tierra devolvían la gloria a la cortada
y el callejón era el testigo de los enamorados
que entonaban una sonata perturbada por el bramido de los coches
que zumbaban como zumbaba el caracol apoyado en mi oreja.

Un beso sobre la noche de San Juan incendiaba la fogata
y el viento agitaba el patíbulo donde colgaríamos al muñeco de trapo
que perdería sus vestidos en una ardiente liturgia,
que nos rodeaba de un humo volcánico
y nos hacía creer que estábamos en el día de la creación del mundo.

En un espacio insensato, clavaríamos los dientes
en un espejismo de brasas y patatas que volvían a la ceniza noble
siendo ese nuestro primer contacto con lo que habría sido.

No sé porqué recuerdo,
cuando ahora las cosas de mi vida rociadas por el fuego,
quieren quedarse a atardecer conmigo, desvanecidas
en este viejo sillón, mi embarcadero,
mecido por un viento que no tiene memoria
en cuyos remolinos habitan presentes como dioses
los extravagantes compañeros con los que volábamos
acosados por fábulas que todavía no entendíamos
y que hablaban de la seducción de toda lejanía.

Tal vez añoro el deslumbrante grito de nacer,
la almohada de mis llantos llena de visiones,
las voces colmadas de amor de los que me rodeaban,
mi fanático asombro mirando este paso del tiempo
y una insistencia de esfinge por retornar a la aventura,
al chapoteo en la zanja creyendo que era el mar,
empujando mis 75 barquitos de papel,
mi flota sin botín,
una ideal y obscena atmósfera del alma.

Norma Menassa

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EL HOSPITAL
                                                                                  A Mom en su 73 cupleaños.

Querido Menassa,
hoy quiero hablarte desde donde nunca pude:
La poesía, el amor, los pactos incalculables,
el dinero, la juventud, el trabajo...

Hace una vida que te conozco,
y aun, con tanto ruido de fondo,
tus palabras perduran en mis actos.

El tiempo vuela, me digo,
deja de marear la perdiz.

Reconozco huellas imborrables,
casi cicatrices en el alma, reconozco
la marca de tu voz en mis caderas,
el ritmo voraz de la conquista.

Más allá de quejas y quebrantos,
más allá de superficies incautas
y el brillo de alguna traición...

Pudiste levantar un gran hospital,
ese lugar donde gentes sin pasado
pudimos construir algún presente
mirando al futuro.

Hace una vida que te conozco
y hoy te prometo que no diré:
cualquier tiempo pasado, fue mejor.

Carmen Salamanca

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A MIGUEL MENASSA EN SU SETENTA Y TRES CUMPLEAÑOS.

Padre, no sé cómo decirte que tu hija se marcha para volar lejos del nido.
No sé si te pido permiso para crecer, algo que creo ya está dado.
Me separo de ti para poder acercarme a tu escritura,
al saber en el que habitas, ese humus en el que crece tu discurso.

Labios de sal partidos por la bruma, tus escritos, metáfora imposible,
repetición única, en ella fijo yo mi residencia, al norte de tu letra.
He buscado, créeme y nada hallé que semejara tus palabras.
Otros hablaron del amor, para caer en manidas morales obsoletas.

Otros hablaron del hombre sin poder siquiera mencionar el deseo.
Quiero amar como se ama entre tus páginas, rozar por un instante
la escritura, ser mujer sin dolerme y sin culparme por el goce de más,
por el deseo del que dejo de abdicar, para asumir que alguna vez...

Setenta y tres años, querido maestro, setenta y tres embites de la muerte
toreados a placer, le van a dar las dos orejas y extremo distal del animal,
porque ella, la parca, no sólo fue burlada, sino que ahora, derrotada,
se arrodilla a los pies del diestro como una mujer enamorada.

Setenta y tres años  no son nada, cuando tú nos enseñaste
que morirse antes de los doscientos, es pecado mortal,
desacato al deseo, un accidente evitable,
un capricho indigno de tu genio. 

Alejandra Menassa

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A NORMA MENASSA EN SU SETENTA Y CINCO CUMPLEAÑOS

Dicen que allá hace tres cuartos de siglo
y el mismo día de la primavera,
nació a orillas de un argéntico rio una niña muy bella
cuyo destino fulgurante era la palabra.
Ríos de tinta corrían por sus venas,
orografía de versos queriendo desbordarse de su cauce.
Primer rayo de la alborada que pone fin al manto negro,
tu letra trajo luz a un siglo que agoniza
y con brillantes metáforas diamantinas
fue quebrando el lenguaje para alojar en el hueco
tu tembloroso cuerpo de mujer.
La poesía te llama para nacer a tus setenta y cinco,
otra vez niña frente a lo nuevo por hacer.
Se murmura que Lucifer, enamorado de tu belleza
pactó contigo la eternidad de la tersura de pieles y sonidos.
Nosotros, que agradecemos que hayas trocado por nuestro otoño
tu hermosa primavera, nosotros, que amamos el fuego de la letra,
conocemos la verdad:
No hay azufre en los pliegues de tu nombre. Humana es tu beldad.
No saben qué decir los que se llenan de arrugas de hacer fuerza
para permanecer en un rincón donde creen que no llega la parca.
Tú conoces del tiempo sus ardides, no te asustan sus armas de minutos.
Nunca te resististe a cumplir años, es por eso que cronos
te perdona sus huellas, se ahorra dejar marcas sobre tu amable rostro.
El verso te sostiene incorruptible,  la elegancia se arrodilla ante su diosa.
Vino criado en nobles barricas, tu cuerpo, que bebió la poesía,
embellece con las páginas que se fugan de calendarios muertos,
y tu palabra, esponja que el jugo de los días ha embebido, se crece
hasta alcanzar un cielo muy azul, que esta vez no es de plata, sino de sangre y sol.

Alejandra Menassa de Lucia

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POETAS, MÉDICOS, ARTISTAS Y SIN EMBARGO CAMARADAS

Hermanos. Compañeros de viaje. Personajes de novela en ciencia y afición. 
¡¡Hermano soy de la sombra y del sol soy hermana, queridos camaradas!!.
Cuenta la leyenda que antes de que naciera la tersura, ella era una lágrima
y él todo resplandor.
Ella llegaba siempre a la ventana como alondra de septiembre.
El cruzaba el valle cabalgando libre un blanco corcel milenario.
Las diferencias alojaron en los estudios y el trabajo sus semejanzas.

Ella es la novia del universo, sonríe con el tango y se hace niebla en el poema.
El es el señor de los inventos, el mago cero de los deseos, la pasión en la voz.
El, dice ella, es el mayor, el que abre la serie de los hechiceros y las brujas
en el reino de la imaginación, el menos uno en el poema hecho canción.
Poetas, médicos, artistas y sin embargo camaradas en la pampa y la meseta.

Ella es una espía japonesa, sus rasgos de mujer delatan la evidencia del trabajo
en las pestañas transformando el otoño en primavera en dos patrias.
El es inconfundible, desde la segunda vez, ya seas arquitecto del verso o
mudo soñador, escucha el ritmo que te llevará bailando al nuevo son.
 
Ambos han escrito sus amores, mínimos o perdidos.
Con ella llegó el equipo de fútbol, él se trajo de la boca el tango.
Mírelos detenidamente, tan diferentes sus poemas, tan elegantes en la función
parece que hubieran bebido de la fuente del querer vivir intensamente cada paso.

¿Qué edad tienen las cien mil capas de tu mirada?
¿Cuántos años cumple la rodilla en el ascenso de la voz?
Norma María y Miguel Óscar Menassa. Poetas, médicos, artistas
y sin embargo queridos camaradas por diferente sin razón.

Carlos Fernández

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A LOS 75 AÑOS DE NORMA MENASSA

Sus costumbres tienen la forma de su boca y de tu boca,
su pesadilla, es la voz de los poetas que despiertan su hambre,
su héroe de todos sus días, es su palabra atada a sus pactos.
Ha heredado el verde del jazmín y su sosegado azul,
en su piel lleva la memoria del tiempo de lo humano,
arde tras los cristales de la página como fuego incandescente,
y no cede sus pasos ni ante los vivos ni ante los muertos.
Hace 75 años que no se detiene para contemplar sus pasos,
ni canta para olvidar que ha nacido desde hace varios siglos,
sin embargo, sus manos conocen las cartas de navegación.
¿Conozco a esta mujer, a este soldado de la letra,
o simplemente nacemos a la intemperie de lo imperecedero?
Cuando el dolor se subleva como un arco, enmudecen las distancias,
y no hay olvido en las metamorfosis de su mano,
y su tormenta hace que se quiebre lo eterno entre sus dedos.
Ha sido arrancada de la oscura calma del silencio,
ahora es urdimbre de poema, página entre páginas.

Amelia Díez Cuesta

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POETA ENTRE POETAS (A MIGUEL MENASSA EN SU 73 CUMPLEAÑOS)

Ha llegado el poeta, su casa se halla entre el amor y la locura,
su voz ha fundado la palabra, ha ensanchado su cauce y sus orillas.
Ante su fuente, enmudecen las campanas y se extinguen los ecos.
Se entrega a cada son que a su lado murmurando pasa
y lo conduce tierra adentro, donde las cosas cantan,
y donde uno mismo es el sonido con que la oscuridad se apaga.
El poeta ama de su ser lo que nunca ha sido ni ocurrido,
lo que pone latido al silencio y derriba el ruido del pasado.
Ha llegado el psicoanalista, quiere que la palabra reine sobre todo,
que la distancia sea la necesaria para convocar la diferencia.
Sabe que la soledad se produce entre varios y en presente,
que padre, mujer y muerte son palabras unidas a otras palabras,
que la noche no tiene puertas y la nostalgia corre entre las pieles,
que el saber se da sin mostrar su rostro cuando el tiempo se detiene.
Sus palabras han forjado la imagen incompleta y la angustia inabarcable,
están dispuestas a la página en blanco y gritan su ímpetu huracanado
cuando les presta su mano y lo solemne huye atravesado por lo cotidiano.
Poeta de lo imposible y lo contingente, gravita en la tierra que nos abrazará,
fluye sin ostentación en el dolor de existir y en el martillo que fragua
la felicidad más austera y la transformación más efímera.
Sus libros, sus creaciones, son rastros que muestran, son puertas
candentes, son fuegos capaces de incendiar el invierno en tu mirada,
y despertar en cada uno, esa nostalgia que no duerme,
esa lejanía que alborotará el corazón del silencio.
Nada es lo mismo después del poeta y psicoanalista,
ha separado el bien de lo bello y lo bello de lo divino,
y la creación ha bajado a la tierra y se ha hecho humana.
Su escritura es inevitable, viaja en páginas reales y virtuales,
los hombres futuros serán hechos al ritmo de sus versos.
Los hombres futuros ya están aquí y son poetas.

Amelia Díez Cuesta

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73 CARNAVALES

A Miguel Oscar Menassa
en su 73 cumpleaños.

Afila con dátiles de bacán
en su propia academia
sus pasos empilchados de apronte Porteño
que anuncian la llegada del catreil platudo.

No por nada este taita
violero de visibles encantos,
chamuya con féminas de carpa extrema
y les solivianta el cuore.

Y es que con 73 carnavales
es un garufa del amor,
bate la fusta entre las minas
y hace de la joda un fiestón.

Capo de talento y cráneo supremo,
careta y macanudo,
ojetudo y cascarudo
sigue siendo como cuando pebete
un triunfador.

Pelecha en el pelpa,
de fósforo ágil,
sus remos aturden la milonga,
porque con los faroles bien abiertos
relojea la percanta
y sin revire, le canta una canción. 

Magdalena Salamanca

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73 CUMPLEAÑOS DE MIGUEL OSCAR MENASSA

Quiero crecer entre tus brazos,
letras extendidas hacia infinitas pasiones,
caminos abiertos donde el amor y la palabra
se enamoran en una explosión de luz y libertad.

Eres el padre que dando vida a sus hijos
los deja partir para poblar la tierra de canciones y poemas,
verbos que no hacen la guerra
y siembran de árboles futuros la vereda.

Maestro que se sienta a la mesa con hombres y mujeres de barro,
abiertos a recibir sus enseñanzas sobre los lienzos de sus propias vidas,
recibimos tu fuerza y tu color,
el arte de la vida necesaria para que haya otros.

Tiendes los puentes que acortan las distancias,
eres la voz indígena del que sobrevivió a las terribles torturas,
el que sin ser uno más da tu mano al más humilde
para que también tenga corazón.

Tú llenaste mi vida de caminos, de amores, de ciudades.
El mundo se hizo habitable para la mujer poblada de llantos.
Pintas de amaneceres los verbos extendidos
donde celebramos la vida siempre por vivir.

Celebro poeta, maestro, médico de las almas sin alma,
tu cumplir años, tu fuerza en la palabra, tu forma de amar.
Contigo cien años más no son nada para
habitar lo que aún contienen tus versos.

Helena Trujillo

 

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