JORNADA 31
ESCUELAS DEPORTIVAS DE PINTO 2 -------- C.D. GRUPO CERO 1
Las inversiones si se descuidan muestran el deterioro donde hubo producción, así en un domingo soleado con unas instalaciones deportivas espectaculares, sin embargo la pista de tartán impracticable y el césped del terreno de juego muy seco. No por ello perdimos el partido y con ello casi todas las opciones, a falta de tres encuentros, para ganar el campeonato. Cinco puntos más ha conseguido el primer clasificado y son seis de ventaja los que llevamos al tercero.
Debutar en la categoría consiguiendo el ascenso en la primera participación, con un equipo recién formado, podemos considerarlo un éxito deportivo y, si nos somos capaces de ganar un partido de los tres que restan es que no queríamos ascender como segundo clasificado. Los hechos existen después de ser interpretados y la poética del fútbol nos permite escuchar el imaginario universal del deporte.
La tensión que produce la puntuación final de la competición, está siendo elaborada por el equipo de manera individual desde hace un mes. Lo grupal posibilita la separación para encontrarse de nuevo con jugadores, técnicos y afición. Sin embargo la ventaja obtenida, la plusvalía generada en la obtención del primer título en competición oficial se ha perdido. No se ha permitido que el grupo jugase el partido. El domingo se jugó lo suficientemente bien para ganar: mayor dominio de balón, más disparos a puerta y saques de esquina, tiros al palo, dominio del centro de campo, asedio del área rival pero no se pudo concretar el triunfo que hubiera supuesto el ascenso y además mantener la disputa por el título.
Jugar para jugar, para disfrutar jugando es consigna poética, sabiendo que ganar es un beneficio extraordinario del juego. Sabemos también que, a veces, el encuentro con la victoria es displacentero y el sujeto imaginariza su cuerpo y solo quiere vomitar el triunfo por alguno de los agujeros por no tolerar el éxito; como sucede en algunos equipos de tonalidad neurótica. Otras veces es tan placentero el encuentro con el triunfo que después de ganar el partido, el sujeto no puede bajarse del pedestal ni volver a los entrenamientos. Hay sujetos tan especiales que temen ser perjudicados por los árbitros, envenenados por el rival o traicionados por el propio equipo a través de expulsiones, lesiones, accidentes caseros y otros peligros. En este caso el encuentro con un gran triunfo, un ascenso o la obtención de un campeonato puede volverse una catástrofe anímica de graves consecuencias deportivas para el equipo.
Hay más supuestos. Cada equipo destaca singularmente en conceptos deportivos diferentes, pero en todos los clubes de fútbol cuando llega el final de la temporada y la preparación de la nueva hay una zozobra en la institución, la angustia de los finales nos avisa que estamos en nuestras frases y que en el principio de la competición era la acción, con la llegada del significante Grupo Cero al fútbol, después es verbo.
Si aceptamos que la acción es una primera escena (primera vuelta del campeonato) y el verbo una segunda escena, entonces de estas dos escenas del mismo tiempo de la competición, podemos concluir que el verbo es el que produce la primera. Es decir si no hay verbo no se sabe si hubo o no acción. En el primer nacimiento del cachorro humano (el nacimiento embriológico), se puede nacer sin pies, con más dedos o sin malformación congénita alguna, pero en el segundo nacimiento (el nacimiento al lenguaje) no se puede nacer sin afectos y no se nace con manos virtuosas ya que todo lo psíquico se construye en el humano.
Un gran equipo se construye con trabajo en el tiempo lógico de la grupalidad.
Dr. Carlos Fernández
Médico Psicoanalista
Especialista en Dirección Deportiva
