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El psicoanalista jubilado
 
 
 

 

 

27 de enero de 2013

El C.D. Grupo Cero vence 0-6 al Unión 2000


Una hinchada incondicional acompaña a los jugadores todos los domingos

Punto de vista de Carlos Fernández

JORNADA 17
UNION 2000, 0 ---- GRUPO CERO, 6

Con la jornada 17 se cumple la primera vuelta del campeonato llegando el Club Deportivo Grupo Cero líder con un punto de ventaja sobre el segundo clasificado y, con ello recibe el honorífico título de “Campeón de Invierno” del grupo 9 de la tercera regional madrileña. Felicitamos a jugadores, cuerpo técnico, directivos y afición causa de nuestro deseo cada domingo.

Los futbolistas rescatan “lo grupal” como seña y sello del club. Es un equipo que juega bien al fútbol, construye frases en cada jugada, a veces no se concluyen por un lapsus, un fallido en la entrega del balón o una compulsión de individualismo. Al ser el escuchados los jugadores, inmediatamente se lanza la asociación libre del juego grupal sobre el verde rectángulo de la transferencia, produciendo la estética futbolística por el deseo de jugar y, a veces, el balón besa con pasión el fondo de las mallas. Ganar es un beneficio extraordinario que se repite con frecuencia en el C. D. Grupo Cero.

Con una media de casi 4 goles por partido (67 en 17 partidos) y un promedio de un gol en contra (18) queda patente que al Grupo Cero le gusta el gol.

Hoy para aderezar el liderato, rescato algunos conceptos cuya investigación lleva a pensar el aparato psíquico sobredeterminado el perfil fisiológico del futbolista. Estos datos forman parte del texto Psicoanálisis y Fútbol de próxima publicación.

PERFIL FISIOLÓGICO Y APARATO PSÍQUICO

El Dr. Thomas Reilly de la Escuela de Ciencias Humanas de Liverpool, habla de un perfil fisiológico en el deportista destacando: “el fútbol exige esfuerzos fisiológicos a sus practicantes. Éstos están determinados tanto por el ritmo del juego, durante el partido, como por los niveles físicos y de motivación de los jugadores en un ejercicio de alta intensidad. Sin la combinación necesaria de atributos fisiológicos, los jugadores no serían capaces de manejar el esfuerzo que les impone un fútbol intensamente competitivo. El esfuerzo fisiológico asociado con el juego tienen consecuencias tanto en los tests físicos como en los regímenes de entrenamiento”.

Se habla de perfiles de esfuerzo en base al tipo de actividad que desempeña el deportista, la intensidad, duración y frecuencia de dichos esfuerzos.

Los primeros estudios en el movimiento de los futbolistas fueron realizados por Reilly y Thomas, mediante una grabación realizada desde una posición elevada que cubría todo el campo, incorporando las distintas habilidades (retrocesos, cabezazos, regateo, posesión de balón, desplazamiento laterales…) y los distintos ejercicios durante el desarrollo del partido (carrera, sprint, footing, trote, paseo con y sin balón)
El abanico de actividades muestra que la mayor parte de la distancia se cubre con poca intensidad, tanto caminando como trotando. Por ejemplo el sprint es, en sí, un esfuerzo máximo, pero ocurre una media de una vez cada 90 segundos sobre una distancia de unos 14 metros. Habiendo pausas de descanso de 3 segundos cada dos minutos.

La carrera en posesión del balón es inferior al 2% del total de la distancia que un futbolista desarrolla durante un partido de fútbol. Distancia que representa una media de 10 a 12 kilómetros por partido. De modo que la mayor parte de los movimientos se realizan sin balón, en busca de espacios, desmarques, apoyo a los compañeros, estrategias de contrarrestar al equipo contrario etc.

En cada partido se realizan unas mil actividades diferentes con un cambio de actividad cada 6 segundos. Las actividades no son cíclicas y la sucesión de los diferentes movimientos es temporalmente única e incomparable, entre sí, los de un jugador con respecto a otro. Incluso en el mismo futbolista de un periodo a otro del partido, son nuevas las acciones cada vez, debido a que todos los movimientos suceden sobre el cuerpo que, como sabemos, es una compleja máquina de máquinas.

Considerando que el cuerpo humano es objeto de investigación y un preciado botín para todas las disciplinas científicas, se han estudiado y descrito los distintos mecanismos y operaciones que en él intervienen. Así por ejemplo, en el movimiento de cada músculo, se conoce perfectamente la anatomía, histología, fisiología, biomecánica, bioquímica en la coordinación y colaboración de los distintos sistemas que intervienen en los movimientos, en la producción de las diferentes habilidades, la adquisición de fuerza, flexibilidad y velocidad.

¿Qué es primero el huevo o la gallina? No hay cuerpo sin psiquismo. Mente sana, cuerpo sano. No hay psiquismo sin cuerpo. Cuerpo sano, mente sana. Lo primero es el gallo, la ley, el lenguaje.

Es decir en todos los casos, el cuidado de “cuerpo y mente” son imprescindibles para la producción de salud. Salud que no existe previamente, no hay salud innata o natural. Cuidar el cuerpo y la mente, significa atender el deseo, las diferentes demandas y necesidades que solicitan permanentemente, tanto la instancia corporal como la psíquica. Al no ser el uno sin el otro, cualquier obstáculo o dolencia en uno de ellos, se manifiesta en todos los casos en el otro.

Y sería un grave error en la preparación de los futbolistas y deportistas en general, pensar que únicamente cuidando un aspecto obtengo también el otro. Sería del orden de una haraganería por parte del profesional pensar que si cuido la indumentaria y lo rocío con perfume puedo descuidar la higiene. Del mismo modo que al atender los músculos y no entrenar el pensamiento, se desaprovecha la habilidad mental que adereza la toma de decisiones, siempre inconsciente, en cada gesto deportivo.

En décimas de segundo se deciden movimientos, siendo en el tiempo psíquico donde se dibujan espacialmente las jugadas. Además la inadecuación conflictiva puede aumentar el riesgo de lesiones, rompiéndose el jugador. Una cadena siempre se fractura por los eslabones débiles y, los jugadores siempre se hacen eco de la resonancia, cuando en el club hay dificultades. Por ejemplo: como los músculos son diana en momentos de contradicción ante una demanda deportiva, pueden lesionarse.

La fatiga fisiológica al final de un partido, se soportará de una u otra manera, según sea el resultado del encuentro, y aunque el consumo de glucógeno fuera el mismo (el consumo de los diferentes nutrientes fisiológicos del deportista se pueda medir) vemos que según el “estado de ánimo” del equipo, el jugador aguantará mejor o no hasta el pitido final. De hecho los lapsus en la concentración mental y la fatiga del equipo que va perdiendo suelen ser mayores, así como el nivel de lesiones musculares.

Las intensidades relativas, por ritmo cardiaco medio, demuestran que la intensidad del ejercicio es más alto, cuando se juega un partido que en los entrenamientos o en una carrera. Así, por ejemplo, obtenemos cifras de 160 latidos por minuto de ritmo cardiaco medio en los partidos, 125 en los entrenamientos y 145 en la carrera.

Los especialistas en medicina deportiva recomiendan que la carga de entrenamientos esté distribuida de manera cíclica durante la semana para preparar los partidos de fin de semana. Y señalan que la energía utilizada llega al máximo a mediados de la semana antes de aumentar para el partido, con esto se evita una reducción de las reservas de glucógeno antes de la competición. Concluyendo que la intensidad de los entrenamientos debe reducirse si se juegan dos partidos a la semana.

Carlos Fernández
Médico Psicoanalista
Especialista en Dirección Deportiva
www.carlosfernandezdelganso.com

 

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