POESIA Y FLAMENCO – Madrid, Jueves 15 de Noviembre 2012
¡Que revuelo!... Y salió el verso a la calle, ángeles con cascabeles, y un pájaro cantando en su garganta, hace rodar por los aires los acordes de los versos.
¡Qué salero!..., y las rosas son arrojadas a sus pies para que no abandonen las tablas en una súplica que olvida las espinas. Vuelan las manos como hábiles nadadoras tratando de alcanzar su canto, y los tacones machacan cabelleras de hiedra y sombras ardidas que hacen brillar las praderas. Fiestas y danzas que resucitan a los muertos y el cuerpo del amor temblando al viento, es un jinete de ámbar caracoleando en un mar de ensueños.
El dolor y la felicidad se juntan cuando el amor los encuentra, y el lamento de un alma enamorada vagabundea “buscando a su gemela para que la pueda acompañar” en semejante travesía.
Tal vez un desengaño empañando lo que buscando encuentra, le hace cantar la copla de lo que no tiene armonía, y un NO salta por los aires en medio de las palmas que encienden un amor inolvidable.
Fuego en la espalda y la cotidianeidad lo atrae a la tierra y sólo es un simple pedido, entrañable, de dormir juntos la siesta, y la promesa de un baile interminable del que vagamente se escucha un aletear, enciende el cuerpo de la danza y ella sale de las sombras y como una gladiadora aterriza dejando en el tablado su blonda y negra cabellera derribada por el amor y su cintura es un junco doblado por un viento.
La mirada que busca la belleza se detiene en sus pies, y le hace exclamar: “belleza la de tus pies cuando marcan el compás”, y el taconeo despierta lo dormido, en la espesura de sus labios, y sus pechos perdidos por los colores en algún remolino de la danza se derraman sobre un puente de versos y caderas de estrellas, tendido sobre la desnudez de un sueño.
Una joya para mostrar, y el poeta hace del flamenco una mujer sin par que con la gracia de un ángel bailando sobre la luna, es “la dueña del valle y de su corazón”, y el hechizo se abraza a las rodillas del poeta y se extiende hasta nuestras butacas desde las que continuaremos escribiendo esta historia de la alianzas, entre la poesía y el flamenco, que hasta el día de hoy nunca fue pensada y que tenemos el privilegio de recibirla con un fuerte aplauso.
Con Uds. Los artistas.
Norma Menassa