NOTA DE PRENSA
POESÍA Y FLAMENCO "AHORA ANDARÁN DICIENDO"
FUNDACIÓN PROGRESO Y CULTURA DE MADRID
“Un espectáculo que es pura fusión, un triple desgarro: el acorde, el verso, el taconeo.”
El poeta Miguel Oscar Menassa, que cumplió en el 2011 sus bodas de oro con la poesía, pone todo su saber poético en este espectáculo singular. Por su parte, la bailaora Virginia Valdominos, una pasión indómita, ya había hecho también su recorrido por el flamenco. Esos dos caminos se cruzaron hace algo más de un año, generando esta conversación entre la poesía y el flamenco. Bajo el título Ahora andarán diciendo, reza: La historia de un amor imposible. Y es en lo imposible donde el arte reluce. Y también el amor.
Los poemas, al ser bailados, adquieren un vehículo que no tienen cuando únicamente se los recita. El poema se hace carne en el cuerpo de la bailaora. Como los guionistas de la época del esplendor del cine Norteamericano, que escribían en ocasiones para la actriz, este espectáculo está escrito para su actriz principal: la bailaoraVirginia Valdominos y ella lo ejecuta con precisión y belleza, con fuerza y armonía. La guitarra flamenca tocada con destreza por Kepa Ríos hace una importante función de conexión entre los poemas, resultando así una unidad perfecta. Sobre una estructura fija, la bailaora inventa al rumor de los versos, en la voz potente, valiente y sabia del poeta, nuevos pasos, acrobacias y deleites que hacen que este espectáculo sea cada vez nuevo y que la hora en escena sepa a poco.
ELOGIO A LA BAILARINA
Como un huracán de flecos
giraba la bailarina
Martí la dijo divina
tacones cascando ecos
mordiendo sus labios secos,
el puño contra su pecho
sus ojos dan en el techo
morenos ojos, ladinos
bebió en la copa los vinos
de versos que fueron hechos.
Martí la vio desde adentro
estremecida de rima
sintió del manto su clima
cautivado por su encuentro
giraba el ángel, al centro
del tablado resonante,
predijo el vuelo rasante,
que busca en el monte amparo
que entre lo oscuro y lo claro
esa española es radiante.
El alma trémula y sola
se aferra entre las quimeras
y en postura zalamera
repica, calla y enrola
se yergue la banderola
de orgullo resplandeciente,
súbita mano a la frente
se quiebra, se alza, mira
de nuevo a Martí le gira,
le mira, le arde, le siente.
Orestes Espinosa Marrero