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11 de enero de 2012

Maravilloso e inolvidable recital poético "Los hermanos Menassa"


Norma Menassa y Miguel Oscar Menassa, dos magníficos poetas,
juntos en un mismo escenario

Presentación de Alejandra Menassa

Presentación de Carmen Salamanca

Presentación de Mónica López

Comentario de David Martínez Romero

Comentario de Rosalba Pelle

 


Mónica López Bordón presentó a Norma Menassa


Alejandra Menassa presentó también a Norma Menassa

Norma Menassa Miguel Menassa

 


Miguel Oscar Menassa

   

   
   

NORMA MENASSA. POETA AMERICANA Y DE TODOS LOS PAÍSES

 

Si hoy estamos aquí, en la Fundación Progreso y Cultura, tiene la culpa el verso, como dice la poeta y psicoanalista Norma Menassa, directora de Grupo Cero Buenos Aires, autora de varios libros de psicoanálisis y otros tantos de poesía, ya en su primer libro, Amores mínimos, editado cuando la poeta había estado forjando de laboriosos nácares la perla del poema con el esmero y la dedicación de sus 51 años, en 1991, quizás para decirnos que mucho hay que leer para llegar al poema y para brindarnos un primer libro que anunciaba la grandeza de una poeta americana que ya tiene seguro su lugar en el Parnaso.

Libro de verso aparentemente corto, empieza a pergeñarse el verso pletórico que se desarrollaría en los siguientes: puntúa con escaso uso de la coma, utiliza las cesuras, pero ya da la impresión de verso inacabable, de imparable Iguazú, al más puro estilo de Molina: “Porque en las madrugadas/las letras se escapaban por la hendija/como el humo debajo de las puertas y el sol por la ventana/y reían alegres con el viento/separadas de sí/destino al aire...”

Su segundo libro, publicado en 1997, insiste en el verso breve, con una precisión de escalpelo, no puedo dejar de reproducir los versos inexcusables del poema que da título al libro: “Cuando está por llover los pájaros no vuelan me dijo el cochero esta mañana que sorprendió la inocencia de mi estado porque yo no sabía que las plumas mojadas no despliegan y que morirse en vuelo es el dolor del pájaro”.

En su tercer libro, la joven poeta halla su métrica, los versos empiezan a estirarse en un bostezo insobornable. Y quizás porque una mujer a los 62 años alcanza su libertad, el verso rompe a partir del este libro, nudo fundamental, las cancelas, los encorsetamientos, y crece pletórico, desbordando las páginas.

A partir de entonces, su obra poética tiene la exuberancia de la selva americana, está claro desde el título este tercer libro, del 2002, que la poeta está Acosada por una pasión, la pasión de la poesía, la caudalosidad de sus ríos. Es una orografía pletórica, cuyas arterias están transitadas por el oro de los incas. Como Enrique Molina, se expanden sus versos, ofidios escurridizos, con escasa puntuación para que el torrente fluya y no se interrumpa su movimiento de cascada hacia la nada de la poesía. “Vi la ciudad golpeando en el asfalto como un barco encallado al que cuidadosamente fui sacando las anclas y comenzó el vaivén”.

Su cuarto libro: Pertenezco, es un reconocimiento a lo grupal, Norma es una emergencia destacada, un surgimiento, una erupción de los volcanes Grupo Cero, y en este libro agradece esa pertenencia, por un lado, y su otra pertenencia, la de todo gran poeta, a la gran familia de los poetas consagrados, a la historia de la producción del gran poema Universal al que todo poeta contribuye, porque todo se hace con trabajo y con otros. “Y fui atravesada por los corredores del deseo, y dejé que los frutos del sudor fuesen la esencia del destino. Tuve cómplices secretos”.

En su quinto libro, Graffitis en el cielo, como Olga Orozco, siembra la página de imágenes con mano precisa que deja en el surco la semilla perfecta del verso, porque ¿por qué decir simplemente que atardece cuando se puede decir: “la plata gana al oro”? ¿por qué decir que hay más pobres que ricos en el mundo, si se puede decir que “las masas se organizaban con la inmutabilidad de las pirámides, con anchas bases de miseria y escasas cumbres donde se acumulaba el oro”? Ahí la maravilla de la poesía, que como Norma bien sabe, no dice de la realidad, sino que hace la realidad.

Por eso, hoy vamos a hacer la noche en los versos precisos y preciosos de estos dos grandes poetas, hermanos en la poesía y en la vida. Norma Menassa y Miguel Menassa.

Alejandra Menassa

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MIGUEL OSCAR MENASSA,
para el recital HERMANOS MENASSA

Miguel Oscar Menassa nació en Buenos Aires en 1940 y reside en Madrid desde 1976.

Ha desempeñado con éxito las funciones de Médico, Psicoanalista, Poeta, Pintor, Editor, Director de Cine, actor...

En 1961 publica su primer poemario, "Pequeña historia".

Diez años más tarde funda GRUPO CERO, movimiento científico cultural al que la Asociación Internacional de Escritores (IWA) califica como “artífice de uno de los más destacados movimientos científico culturales desarrollados en el mundo en la segunda mitad del siglo XX".

En 1969 funda la Escuela de Poesía Grupo Cero. Entra en contacto con Rafael Alberti, Vicente Aleixandre y ya posteriormente con Leopoldo de Luis.

En 1971 funda el movimiento científico cultural Grupo Cero y redactó el Primer Manifiesto.

En 1974, la inquietud por los escritos y la historia, le llevan a fundar la Editorial Grupo Cero.

En 1979 es incluido en la Antología de la Poesía Argentina. con selección e introducción de Raúl Gustavo Aguirre.

En 1982 presentó su primera exposición de pintura. Desde entonces ha realizado una cincuentena de muestras pictoricas.

En 1979 es incluido en la "Antología de la Poesía Argentina", con selección e introducción de Raúl Gustavo Aguirre.

Con la entrada del nuevo milenio, en el año 2000, es nombrado Profesor Honorario de la Facultad de Psicología de la Universidad Abierta Iberoamericana y, antes de terminar el año, la Sociedad Argentina de Letras, Artes y Ciencias, le concede el Diploma de la Orden SALAC al Mérito.

Miembro de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles.

Miembro de la Unión Hispanoamericana de Escritores y de la Red Mundial de Escritores.

Parte de su obra puede encontrarse en la Biblioteca Digital Hispánica, de la Biblioteca Nacional Española.

A partir de 2005, comienza su andadura cinematográfica. Mi única familia (2008), es la última película que ha dirigido y donde, además, actúa. En este sentido, debemos destacar el último premio que una de sus filmaciones, precisamente Millonarios con la poesía, ha conseguido: El concurso de cortos online 2011 del Centro Cultural San Martín, organizado por el Ministerio de Cultura Argentino.

En 2010 es propuesto como candidato al Premio Nobel de Literatura, obteniendo múltiples apoyos entre escritores de todo el mundo.

En 2011 se han cumplido 50 años de la primera publicación de Miguel Oscar Menassa, y la Editorial Grupo Cero lo ha celebrado publicando 6 libros de su autoría:

"Los papelitos secretos del estado de ánimo",
"Carnaval de la tercera edad",
"La bella de día y Jesús",
"Tu cuerpo es el amor"
"Poética del exilio"
y "Los secretos de un psicoanalista".

Además, este 2011 se celebraron, también, 40 años de la fundación de Grupo Cero y 30 años de la fundación de la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero. Dos productos que no existirían sin el trabajo de M. O. Menassa.

Actualmente dirige las publicaciones periódicas: Extensión Universitaria e Indio Gris y coordina la Dirección de la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero.

Hasta hace 6 meses, dirigió la revista Las 2001 Noches (que en este año 2012 cumple 15 años) en la cual figura como Director Jubilado.

Éstos son los hechos fundamentales, de su repercusión nadie puede dar cuenta, puesto que su efectividad (la de sus escritos, sus poemas) es algo que cada uno de nosotros guarda celosamente en su imaginario.

Pero si de lo que se trata es de implicarse, puedo afirmar que haber conocido a Miguel O. Menassa es lo más importante que me ha pasado en la vida.

Carmen Salamanca
Gerente Editorial Grupo Cero

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NORMA MENASSA


Si hay una poeta verdadera y firme en este siglo XXI esa poeta es Norma Menassa. Adentrarse en sus versos asegura un viaje inolvidable en la poesía. Tiene esa voz que no se detiene y es magistral en el palpitar de la lluvia y sus precipitaciones que ya dejó escritas en Cuando está por llover los pájaros no vuelan (publicado en 1997): “Cómo olvidar mi pequeñez de ayer/ aquella que fui / llorando por las noches / de tristeza precoz/ de mujer ya acontecida… Cada palabra y cada verso estremece, sobrecoge, asombra y admira en los pequeños detalles hasta llegar al hechizo final y… Otra vez caminando.

Nacida en Buenos Aires es médico, psicoanalista, editora, poeta y Directora de la Escuela Grupo Cero Buenos Aires. Publica su primer libro de poesía, Amores mínimos en 1991, Cuando está por llover los pájaros no vuelan (1997), Eva BuenosAires (en colaboración, año 2000), Me acosa una pasión (2002), Pertenezco (2005) y Graffitis en el cielo (2010).

Cada encuentro con la poesía de Norma Menassa es un nuevo hallazgo, muchas veces inesperado y siempre grandioso. Una poeta que cuenta, que narra, que describe, que siente desde la primera letra hasta la última letra del poema. De su último recital en Madrid en julio de 2009 a hoy enero de 2011 ha sumado un nuevo libro: Graffitis en el cielo, hilvanado maravillosamente en la belleza que tan sólo ella sabe desgranar y transmitir al lector.

Y hoy quiero resaltar sus últimos poemas publicados, que nos llevan mucho más allá de Olga Orozco o Gabriela Mistral, más que su continuadora Norma Menassa es la discípula que ha superado cualquier límite de la poesía y ha llegado a la cumbre.

Dice Oscar Wilde que el sentido de las cosas bellas creadas reside, tanto, en el alma que las contempla como en el alma que las produjo, sosteniéndonos en esa belleza llegamos al primer poema que abre el libro: La guerra <<(…) En medio de la guerra/ yo era una bandera desplegada en el viento,/ en mí entraban los pájaros.>>. En este libro la poeta se ocupa de la guerra, del amor, de la mujer, de la vida en todas sus posibilidades. Escribe Raúl Gustavo Aguirre que “La poesía está hecha de diálogo, de pasión, de circunstancia, como si en un enorme telar en movimiento surgiera de improviso, entre las fibras neutras, veloces hilos color de relámpago que nos es preciso incrustar para siempre en el manto real de la existencia. Hace falta obstinarse ante la sospecha de nuestras manos inhábiles, no dar nada a la nada, no permanecer extáticos ante la fabulosa riqueza que la vida nos desea mostrar. No hay otro ademán ante la Noche que el de esa verdad que se pierde y ese diamante que el poeta retiene, exhausto, ante nuestra mirada”.

Todo eso es Norma Menassa y su poesía: incomparable y única.

Ella sigue escribiendo su poema sin límites para todo lo que aún queda por venir, porque como dice el poema: “La escritura es lo menos nuestro que tenemos, es ella entera, toda para el futuro”.

Mónica López Bordón

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LA POESÍA Y LOS POETAS

Siempre he sentido un respeto reverencial por aquellos hombres y mujeres que, no contentos con habitar a solas la Poesía, dan un paso al frente y comparten con los otros sus poemas. A mi juicio, la Poesía representa la cumbre de la espiritualidad artística, y al mismo tiempo, la forma más radical de acceso al conocimiento, mucho más audaz que la Ciencia y, cuando menos, tan fundamental como la Filosofía. Es también mi opinión que estos tiempos, los nuestros, no son buenos tiempos para la Poesía, y que en general nuestra época adolece de una espiritualidad descendente. En consecuencia, durante la mayor parte de mi vida, todo mi trabajo poético ha sucedido a solas y ha permanecido en el silencio. Tenía que ser así. Sin embargo, apenas ahora empiezo a comprender que todos mis esfuerzos no serán plenos mientras otros no hagan posesión de mis poemas.

Si, en efecto, sólo hay Poesía cuando el poema que se ofrece es recibido, entonces no puede haber mayor acontecimiento poético que el recital del propio autor ante su audiencia. La oportunidad se torna privilegio cuando el poeta, siéndolo verdaderamente, posee además las virtudes propias de la retórica. Parece destacable el hecho de que no pocos entre los grandes poetas de nuestros días, son y han sido pésimos lectores de sus propias obras. Sería lícito exigir al autor qua lector, lo que Cicerón esperaba del orador en la antigua Roma: “que cuando se corra la voz de que va a hablar, se coja sitio en los bancos, el tribunal se llene, los escribanos se muestren complacientes en indicar un sitio o en ceder el propio, los círculos del público multipliquen sus filas (…), que cuando se levante el que deba hablar, el público haga señales para que se guarde silencio”.

Pues bien: sirva esta introducción para situar mi experiencia del recital de poesía ofrecido por los hermanos Norma y Miguel Óscar Menassa. El placer de sentirme parte de una congregación unida en su fidelidad a los poetas (y esto se percibía claramente), volver a escuchar al fundador del Grupo Cero, a quien ya conocía, y descubrir a su hermana, de la que no sabía nada, fue un doble acontecimiento. Defender aquí el valor de su poesía me parece innecesario, pues entiendo que este soporte ya se encuentra positivamente predispuesto para ello. Sí quisiera defender la oportunidad de acudir a escuchar recitar a estos dos poetas. Porque ambos tienen la capacidad de recitar maravillosamente unos versos ágiles, intensos y transfiguradotes. Norma Menassa recita con voz cálida y contenida, ajena en todo momento a inútiles aspavientos, sutil en la alternancia de entonaciones que sin abandonar una misma escala cromática, sin embargo no cae en la monotonía. Si he de elegir una sola palabra, sea ésta la elegancia.

Miguel Óscar Menassa recita con pasión, mejor dicho: con pasiones: medidas a veces, y desmedidas cuando procede. Proyecta su voz con contundencia, y cambia bellamente de registro a menudo en un solo poema. Posee el tradicional estilo para declamar que recuerda al modo en que lo hacían un Alberti o un Neruda (quienes, no obstante, no brillaron haciéndolo), y a mi juicio supera a ambos al introducir también maneras coloquiales, rompiendo el gesto solemne con cercanía y suavidad, preparando así el ánimo para la inminente subida entusiasmada. El orgullo y satisfacción, por demás justificados, que el poeta siente al expresarse a sí mismo y su trayectoria, se transmiten desde el color de su voz hasta sus exclamaciones paroxistas. Y ello produce en el ánimo del oyente seguridad, plenitud y alegría.

Escribe Alejandra Menassa que esta fuerza inusitada, irradiada por ambos, no se encuentra hoy en otros poetas. No le quepa ninguna duda: en nuestros días apenas ciertos empresarios y algunos políticos poseen aún la voluntad de imponerse. Cuando esta voluntad inequívoca e inexorable se encuentra en el artista, lo que se impone es su arte. Atreverse a ensayar lo artificial es un proyecto de vida. Y mientras no seamos capaces de imponer lo espiritual, ésta seguirá siendo una mala época para el espíritu.

Podríamos comenzar, por ejemplo, por la Poesía. Imaginando escenarios. Yo sueño con una poesía que, recitada, llene por sí sola de sentido y música la estancia, recibida por una audiencia cada vez más formada, decidida y exigente.

Hay que escuchar al poeta que, siéndolo verdaderamente, se ofrece a recitar su poesía.

David Martínez Romero

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RECITAL DE LOS HERMANOS NORMA Y MIGUEL MENASSA


Participar de semejante recital fue un bálsamo, sus poemas caricias sobre mi pecho, por estos días, lleno de dolor.

Fue mágico, me hizo transportar a ese recital que organizamos, en casa de La Rioja, en Buenos Aires, en 1996. El salón abarrotado de gente, incluido Grupo Cero Buenos Aires, Miguel Menassa logró palabra a palabra, verso a verso, respuesta genial a cada pregunta del público, que todos enmudeciéramos, sólo escuchar sus versos, atrapados en un éxtasis que jamás podré describir en medio de un silencio atronador.

Lo mismo sucedió hoy. Mientras escuchaba a Norma y a Miguel Menassa, pensaba cuánto camino recorrido, cuánto trabajo, cuanta genialidad, cuanta paciencia, disciplina, constancia, cuántas horas quitadas al sueño, mientras otra parte del mundo se ocupa en estrategias para producir guerras, en empobrecer a los que menos tienen, que corra sangre en un frío cálculo numérico.
Los hermanos Menassa seguían escribiendo, en sus versos está la historia de los pueblos, el destino del humano en el planeta tierra.

Mi incorporación a los primeros pasos del psicoanálisis me hizo comprender que la palabra AMOR no es solamente sexo; amo a mi hija, a algunos compañeros a mis amigos, amo y admiro a este Grupo Cero colmado de talentos y seres brillantes.

Aprendí, que el psicoanálisis no es solamente para curar enfermos, sino que es también para prevenir enfermarse. Que el psicoanálisis genera el deseo, para salir al mundo con otra óptica, con otro ritmo, sintiéndose liviano y a la vez con energía.
 
Ellos dos son esos versos, que bordaron pacientemente palabra a palabra el grupo y su deseo pudo la Poesía.

La fuerza desbordante de Miguel Menassa y la tierna serenidad de Norma Menassa son la sabia del poema de este siglo y de los siglos por venir.

Rosalba Pelle

 

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