A LOS CINCUENTA Y NUEVE AÑOS
Tengo,
la posibilidad de transformarme,
soy humana.
M.O.Menassa
Soy más que un viento en pleno invierno,
más que un destino en entredicho o un consuelo
en el fondo de un vaso, tampoco soy una tristeza desesperada
tal vez una voluntad deliberada y fatal siempre a punto de nacer,
una marca infinitesimal destruyendo los mitos que ha inventado,
una estrella abierta a otras estrellas.
A los 59 años la esperanza ha caído bajo su propio fulgor
la duda se ha marchitado bajo la fuerza de la decisión,
la imposible juventud está a punto de comenzar
y la vejez es un sueño todavía no soñado.
Ruego por la nocturnidad que no cesa
en rasgar mi vida cotidiana, mi tiempo inmemorial.
La vida me sacude, mientras escapa
como mineral de su ganga.
Salimos de la cuna infantil, de la mesa,
de la casa paterna, nos hacemos mortales,
después nos prometemos a la inmortalidad
y nos hacemos buscadores incansables.
Cincuenta y nueve años y tantas vidas he vivido
que vivir quiero, vivir a morir, vivir a toda pulsión,
sangre y vértigo, amor y escritura, psicoanálisis y poesía,
y sobre todo disciplina para no morir en mis propias manos.
A veces temo la explosión de este silencio milenario
que habita en mí desde hace siglos, a veces tiemblo
bajo ningún espejo y comienzo a escribir, como
si escribir fuera una novedad permanente, y los otros,
una complicación necesaria, para una vida en varios sentidos.
Hoy comienza una vida signada por una nueva cifra,
y me entrego a ella como si fuera mi único destino,
entre mujeres y hombres, entre amigos y amigas,
en la dirección de un deseo previamente humanizado.
Amelia Díez Cuesta
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A AMELIA DIEZ, EN SU 59 CUMPLEAÑOS
No es cualquiera tu edad, es la edad donde los pájaros del sueño
le cantan a la vida, la edad de la rama madura dorada por el sol tibio
de un invierno que esgrime las gélidas antorchas del saber.
Este es el último de los sin-cuenta, luego empieza el sextante
a marcar un destino de letras recorridas,
comienza el reloj a señalar los segundos aprendidos.
Penélope en la noche, tejes un manto de palabras,
Pero esta vez Ulises es el mundo, que espera tu palabra.
Laboriosas, tus manos, trabajan el lenguaje.
Y en las finísimas redes de tu escucha
caen como peces enamorados de tu voz,
los sueños nocturnos de los que vagan
esperando encontrar entre tus sílabas,
el mapa para hallar un lugar en el mundo,
una calle signada con su nombre.
Alejandra Menassa
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A HELENA TRUJILLO EN SU 34 CUMPLEAÑOS
Málaga ya se ha puesto la cabellera roja de fuego,
y en su cara redonda hay dos luceros, hay dos luceros,
son tus ojos de almendras y miel espléndida
y sonríen al mundo dicharacheros
no te vayas Helena, querida amiga pa Andalucía,
quédate aquí en Madrid, que queremos tu compañía
Málaga ya se ha puesto esa sonrisa que adorna el cielo,
y que con mil estrellas le dice al mundo: esto es lo bueno
ven aquí que te escucho con este oído, con este oído,
vas a alcanzar por fin, lo que has querio, lo que has querio.
No te vayas Helena, querida amiga pa Andalucía,
quédate aquí en Madrid, que queremos tu compañía.
Málaga ya se ha puesto los cascabeles,
y retumban las palmas, llueven claveles
para decirnos que hicimos otro año,
de tanto amar al mundo y de tanto amarnos.
No te vayas Helena, pa Andalucía,
quédate aquí en Madrid, ay que queremos tu compañía.
Alejandra Menassa de Lucia
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A VIRGINIA VALDOMINOS EN SU 33 CUMPLEAÑOS
A quien da lo que sabe los hombres lo llaman generoso,
mientras los dioses proclaman su locura.
Tu baile es el toque de diana que levanta
a los muertos de su profundo, calcinado sueño,
también mi cuerpo esperaba tu mano, como el arpa de Becquer,
en el ángulo oscuro, tu mano desvelando los arpegios dormidos,
extendiendo la llave y sobornando a celosos guardianes
para violar las celdas donde yacía oculto el movimiento.
Tu voz inaugurando mis caderas, forjando el acero firme de mis piernas,
haciéndome los brazos que ahora tengo, como otros a ti te hicieron brazos,
dándome una altivez desconocida, un porte inexistente,
una prestancia que sólo da el quejio, ese llanto del alma.
Haciendo caminar a una pagana por el campo que adoras:
la cama en la que yacen, ella, la poesía y su amante: el flamenco,
urdiendo ese amor imposible, que oficiara el maestro,
y del que nace tu cuerpo como dorada espiga.
Alejandra Menassa de Lucia
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A TODOS LOS NIÑOS DEL MUNDO
Me acerco con paso firme a la cuarta década,
con este aguacero de palabras que atrona en los oídos.
Lluvia de mis nimbos exprimidos: lágrimas del mundo
para llorar por el hambre acontecido, por la libertad presa,
por la muerte que sorprende a los niños metiéndose en sus huesos
como el calcio que les falta, robada infancia en trabajos forzados.
Juego de locos este donde se corrompe el corazón del hombre
en el veneno atroz de una ambición sin límites.
Aullidos de occidente agonizando,
y la vieja y cruel Europa muriendo de su propia mordedura.
Un poeta, una voz que nos saque de este discurso atroz
donde lo bélico impone su reinado de muerte,
este de las drogas para embotar el alma de los niños,
de la monedas pagadas a cambio de sus cuerpos
en las esquinas rotas del silencio.
Yo pude andar los treinta y nueve pasos desde mi nacimiento
hasta este poema, pero ¿cuántos no pueden?
¿cuántos dejan el mundo en el intento de ser ellos?:
los mata una bala, el fuego amigo o el enemigo,
-a las armas, siempre las carga el diablo americano-
los mata una infección que en occidente se cura con un suero.
Con la misma cuchara que a él le falta, se suicida de excesos
en Europa algún banquero.
Y sé que me dirán: mi bella niña, es tu cumpleaños,
cántanos algo más alegre ahora.
Después de mi homenaje a los niños del mundo, lloro de alegría,
por estar aún viva, porque no me alcanzaron aún ni la bala ni el hambre,
Lluvia que cae ahora para celebrar la vida, la fertilidad de la tierra.
Lluvia para que ningún niño muera nunca de sed en el desierto del mundo.
Alejandra Menassa de Lucia
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UN NACIMIENTO MÚLTIPLE
Fiesta de Cumpleaños de Amelia Díez, Alejandra Menassa,
Helena Trujillo y Virginia Valdominos
Hoy estamos de fiesta
el amor y la inteligencia
celebran un nacimiento múltiple.
Son cuatro mujeres que no temen el orden
ni tampoco la moderación,
por eso el trabajo más que condena
en ellas, es devoción.
Esbeltas y sencillas, maduran,
con ferviente tenacidad,
entre los grandes hombres
su propia la humanidad.
Doctas y tributarias,
entregan su cuerpo a la escritura.
¿Cuántos senderos me han descubierto sus versos?
¿cuántas caricias recibí de sus palabras?
Mujeres de aire, de tierra y de sol
mujeres de fuerza y viento,
de horizonte de agua y fuego,
cuatro mujeres de ciencia y encuentro
coronan hoy este fiestón.
Magdalena Salamanca
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POEMA A MIS 33 AÑOS
Valentía
Quietud de luciérnaga este diciembre anochecido.
¿Quién llama a la soledad?
Su tiempo es el recuerdo.
Coral de horizonte
La caléndula momifica
esquejes de historia
en su aciaga grieta.
Llama a mi juventud.
Brillo de pantera en mi costilla
Sé maniobrar a tus orillas
Mi quietud de arena.
Miro en el espejo y veo una mujer
A mi alrededor
Universo portando este futuro.
Las leyes del cinc, a la lejanía.
El lienzo de los ocres de lo humano.
Lo necesario viene con el hombre.
¿Quién en tu garganta?
Patria de mar
Cielo al ímpetu del viento
Lo que será de piel.
Virginia Valdominos
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POEMA PARA AMELIA DÍEZ CUESTA EN SU CUMPLEAÑOS
En la alquimia de la sangre ha naufragado
el bagel de la humana travesía.
La consigna atraviesa a los remeros
que en la balsa de la ciencia desafían
un pobre mar oscuro y apagado.
Así van por la tierra las esquinas
permitiéndole el paso a los arqueros,
tiradores de versos como vidas
que profanan los templos del silencio.
Color inesperado, acorde, melodía...
apremiante carencia con que presto
oídos a la ardiente algarabía.
Alzo estandartes, velas, alegrías
y me uno al ejército irredento
de almas encomiables que encabezas
en el plano procaz del pensamiento.
Kepa Ríos
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PARA ALEJANDRA MENASSA EN SU CUMPLEAÑOS
Agitando cielos imposibles quiero
que el fruto caiga en mis labios al cantar,
están las nubes altas con poemas nuevos
y en la pulpa late un néctar violento
de granada a punto de estallar.
Un temblor en la hoja que abre fallas
y magnéticas aves extravía,
te proclama vencedora de batallas
y de campos traspasados de alegría.
Vulnerando claves, contraseñas y cerrojos
escrito queda el brillo por los ojos
que se abren en lo alto de la vida...
Y bajan las palabras desbandadas
a posarse en el filo de la espada,
y es el duro metal el que se corta
vagamente al tocar las suaves alas
de tan sublime peso que soporta.
Kepa Ríos
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POEMA PARA VIRGINIA VALDOMINOS EN SU CUMPLEAÑOS
Es el cuerpo sin aviso que aparece
en lo alto del cuento al despertar
una danza febril casi celeste
que en cada piel acierta sin mirar,
blanco de lo negro que se vuelve,
que se hace renglones y que salta
como una pasión que, indomable,
inflinge la inútil barrera sin mirar.
Y hay canciones y huella de su paso
firme y sentencioso suplicar
que no cese la fiesta, que no cese
el final. Ya los últimos acordes
van pasando, y cada poema en otro
desemboca nuevamente y nunca igual.
Kepa Ríos
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POEMA PARA HELENA TRUJILLO EN SU CUMPLEAÑOS
Se enciende el vidrio inerme con la luna
que atesora el certero despertar
de los bosques, desiertos y lagunas,
y del aire tembloroso en la ciudad.
Como un fino y contagioso filamento
prende la idea en el vacío mar,
y una flota de navíos pensamientos,
atraviesa la ondulante oscuridad.
Las frases aparecen sonrientes
en la tímida boca, en la verdad,
de lo dicho pronunciadamente
que la mente no podría pronunciar.
En el terco corazón se hace presente
la agradable melodía inagural
y el domingo me sorprende como un lunes
cuando el sábado me entero que te vas.
Kepa Ríos
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CUATRO ROSTROS, CUATRO EDADES
A Virginia (33), Helena (34), Alejandra (39), Amelia (59)
Qué celebramos que ha hecho que cuatro trabajadoras
unan sus fuerzas para esta celebración.
Final de año y comienzo de año.
Qué será lo que termina y qué lo que comienza
que precisa la alianza de cuatro mujeres
y lo que cuatro mujeres mueven a su alrededor.
Cada frase tocada con su nombre
produce giros inesperados,
plasma sobre sus cuerpos
olores de humanidad.
La rosa, el jazmín, la violeta, la amapola
cada una estampa sobre la mujer su sentido
que en el caso de estas cuatro mujeres serán otros.
La poesía deja su huella
en cada una de ellas,
ella las une en ese juego
del dejarse llevar
por las palabras.
Cruz González Cardeñosa
