POEMA EN 31
Me levanto temprano en la mañana
paladeo el mundo a través de un café solo
y nada sé de la atracción de las bocas
a pesar de que en mi mano cabe una palabra.
A los 31 años
La vida se vive y los sueños
se multiplican como panes para el alma.
A los 31 a nadie se le ocurre
quedarse esperando.
Está mi recuerdo debajo de las divisiones
y me he puesto los anteojos
para mirar el mundo latir
en el corazón de las muchachas
y ver el reflejo del miedo
perdido en un reloj ciego.
A los 31 años no me motivan los cementerios
porque es posible cavar un agujero en la tierra
y encontrar un sol de atardecer que nos ilumine.
Será tal vez porque te amo tiempo
y te busco en el desván perdido de la infancia
en los juegos de un niño, en aquella fotografía
de esta mañana que se alarga pero que se está yendo.
A los 31 años, andar despacio no es dudar
y uno siente alegría cuando te llama temblando la noche.
Yo sé que vivir es fácil
porque a los 31 años
morir es perder la palabra.
Manuel Menassa
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CUMPLIR 50 AÑOS
“Soy un hombre,
nací hace 50.000 años
y tengo derecho a la palabra.”
Miguel Oscar Menassa
Cumplir 50 años tampoco es mucho
si uno pretende vivir más de una vida.
Los inmortales que sufren la labor del tiempo
en los desconocidos aledaños de su cuerpo,
ven a cada paso caer los esqueletos blanqueados
de sus sueños,
sin poder reconocer que algo de su letra,
algo de su mano impone su rúbrica
a sus propios huesos.
50 es una bonita cifra para comenzar de cero,
como si una juventud inesperada te permitiera
gozar de aquello que tu antigua adolescencia te negaba.
De repente, sin saber muy bien cómo,
te ves dueño de una renovada fuerza,
no tanto para subir a un árbol,
como para hundirte en sus raíces y saborear
la sabia fresca que trepa por sus brazos.
Cantar en sus ramas cómo la lluvia
lava su robusto cuerpo,
cómo remueve a sus pies la tierra,
cómo se alza desafiante y ciego
sin saber que en él habita un hombre postrero.
Porque ¿qué sabe uno de sí mismo
si aún no ha dicho la próxima palabra?
Cumplir 50 años será entonces
como escribir en un cuaderno nuevo:
“Yo soy el que vendrá,
el que se está escribiendo entre temblores,
el que hará del horizonte su pasado.
Rasgadura final, haré de tu herida una boca,
unos labios atrapados en un verso.”
Ruy Henríquez
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ENTRECRUZAMIENTOS
A Manuel Menassa en su 31 cumpleaños
Manos ligeras que modelan cuerpos
ojos abiertos que investigan senderos
color de tierra tu piel.
Caminas ligero para llegar a las esquinas
donde se cruza el tiempo
trabajas sentado, de pie o sobre el hielo
no importan las horas cuando los encuentros.
La flor en tus labios se desliza
y extiende sus pétalos sobre el invierno.
Cruz González Cardeñosa
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RASTROS DE TIEMPO
A Ruy en su 50 cumpleaños
Rastros de tiempo sobre tu piel,
en tus manos la suavidad de una historia
escribiéndose.
Aquel soldado, joven gallardo
dispuesto a no dejar pasar los días
calló sobre la tierra y de sus labios
nacieron nuevas palabras.
Dobló su torso para levantarse
y sintió la brisa del mar entrando
en su cuerpo, bañando su nostalgia:
aquellos besos que no volverían,
aquel adiós.
Un orden diferente cruza su vida
componiendo el próximo decenio.
Rostros que caminan a su lado
libros en los que seguir buscando
hijos a los que seguir dejando crecer
mujer que cruzando el océano
deja que pase el tiempo
para que algún día
toque envejecer.
Cruz González Cardeñosa
