A LOS 60 AÑOS, AÚN HABRÁ NUEVO
No quiero ser de esos que cantan a la vida cuando nacen
y disparan en contra cuando la muerte se acerca.
No quiero tampoco reptar sobre asfaltos caducados
ni habitar ideas que no tengan vida propia.
He conocido la tristeza hasta el dolor
de una lágrima nunca derramada, y la alegría
que late para siempre en el borde de una piel;
y ninguna de ellas me ha ganado la partida.
Ninguna búsqueda encontrará su destino
ningún encuentro romperá la falta de premeditación.
A los 60 años abre, de nuevo, sus puertas lo por venir,
cierra sus labios la noche de aquel día y su devenir.
He abandonado mi prisa por llegar,
mis habituales refugios y mis cobardías
garantizadas por la sociedad y sus insaciables
secuencias de prometida eternidad.
Entre silencios acordados y el privilegiado descanso
prefiero el trabajo inevitable e interminable.
Aprenderé a contar más allá de lo individualmente
comparable y del inigualable poder de una voz.
Letra residual, marca indeleble, víscera infernal,
vestigio sin rostro, buscando lo imposible
para que lo posible se haga presencia.
Rugido entre incipientes márgenes,
bordes acampando sobre mi cuerpo
incendio y mordazas desbaratando los planes
que el pasado tenía sobre mi cuerpo y mi palabra.
Siempre fui otros y cada vez soy más,
por eso que he de vivir y he de morir… entre palabras.
Amelia Díez Cuesta
...............................................................................
CUMPLIR CUARENTA AÑOS.
O El monstruo de las ciencias que ama las letras.
Qué grande el mundo. Se abren frente a mí todos los caminos.
Qué grande el mundo, sigue rodando aunque los años pasen.
La vida me fue dando todo lo que deseé, con algo de trabajo.
Mi primera década cambiamos de país, se exilió la familia,
y desde entonces, tengo dos corazones plurales
latiendo en un pecho singular y donde había sol, hay nieve en este día.
“Normal, normal, no pude nunca”, todos poetas, en la mesa
se leía poesía. Después la casa se impregnó de olor a óleo.
Una familia entera dedicada a cuidar la salud del mundo:
médicos, psicólogos, odontólogos. Pero eso no bastaba.
Poetas, pintores, cineastas. Troup de revolucionarios del sentido.
Un profesor del instituto decía de mí: el monstruo de las ciencias,
que además ama las letras. Él ignoraba la precisión de su diagnóstico.
Otra cosa no era posible en mi familia, el arte y la salud eran mis apellidos.
La segunda década las puertas de la poesía se abrieron para mí,
ingresé en mi primer taller de poesía.
A los 21, crecía entre mis manos mi Primera Inquietud,
ese rocío nuevo, mi primer libro de poemas.
Tampoco por ello me rechazaron las puertas del saber,
la Facultad de Medicina fue mi casa seis años.
Cómo amé esas paredes donde el conocimiento crecía inexorable.
La tercera década la arrasó el psicoanálisis.
mis estudios en este campo de develamiento habían comenzado.
me salvó de la torpeza de no ver más allá de mis ojos,
la luz entro en mi vida, y con ella, aprendí también a amar la sombra,
y decidí que ese instrumento que había conocido, había que darlo al mundo.
Amores, siempre me acompañaron, en cada escalón de vida acontecida,
Pero hubo uno donde dije: me planto, y aquí estamos, levantando el edificio
de la pasión: cada día un ladrillo y el cemento de las palabras.
Amigos hubo muchos, algunos se perdieron, otros persisten como héroes,
tolerando todo crecimiento. Dando pasos conmigo o sin mí, dando pasos.
Mi cuarta década: hoy se acaba. De los 30 a los cuarenta.
Este es el año más feliz de mi vida, porque cada año es el año más feliz de mi vida.
Terca y empecinada, sólo sé caminar hacia adelante. Y hacia adelante,
dejando en el pasado los escasos dolores, las pocas decepciones,
las migajas de rencor, sólo hay horizonte abierto, mar, sólo se puede sonreír.
Algo le ha de pasar a una mujer a los cuarenta años, tal vez,
una mujer a los cuarenta años, alcanza casi toda su libertad.
Quedan por hacer los años más felices, las proezas mayores. El futuro.
Prometo lo que no se puede prometer, una revolución de las propias células,
un compromiso mayor con lo por hacer. El amor, sigue creciendo solo,
así que vamos a ocuparnos del Mundo.
Alejandra Menassa de Lucia
...............................................................................
A AMELIA DÍEZ en su 60 cumpleaños
Ella sabe y no sabe,
que sesenta miradas,
no son todas ,
y que los ojos refulgen con el tiempo,
con un brillo más sabio.
Ella sabe y no sabe,
que montada en el verso
no es más llano el camino,
pero sí más intenso
y deja huella la poética herradura.
Ella sabe y no sabe,
que en el próximo paso,
están todos los pasos,
y, sin embargo, es nuevo.
Vericuetos del verbo,
Crucigramas del tiempo,
Oscuros jeroglíficos.
Como la sutil caracola
encierra al fiero mar,
así tu cuerpo habita,
llaves de los misterios,
para abrir los sentidos,
y para abrir el tiempo.
Alejandra Menassa de Lucia
...............................................................................
A HELENA TRUJILLO en su 35 cumpleaños (Coplilla de invierno)
Te veo crecer salvajemente,
sin contemplaciones,
hacer el camino con arrojo.
Cae el manto de timidez
que te cubría,
y surges, hermosa tu sonrisa,
espléndida ironía.
Abrazas en tu vuelo
la libertad del pájaro
y al expandirte,
vences los diques
que contenían
tu volcánica fuerza,
monte que no conoce geografías,
y besa el mundo con su erupción de estrellas.
Helena, no de Troya, sino de Málaga,
viene con paso firme, para
desembarcar de su caballo de tablones,
un ejército de mujeres del siglo XXI,
soldados de la letra.
Y avanza con paso firme;
el terror de las aficiones,
la novia del fútbol
y la revolución de las televisiones.
Alejandra Menassa
...............................................................................
A VIRGINIA VALDOMINOS EN SU 34 CUMPLEAÑOS
Donde se abre el mar
para alumbrar a Venus.
Dónde las Pléyades inundan
el ocaso del día.
Unos pies marcan exactos,
un ritmo de alegrías.
Del pie surge una pierna
que se alza inquietante
y otra pierna, precisa,
se le une en dulce horquilla.
Esos miembros se mueven
con sabor milenario.
En ellos están todas
juntas las bailarinas.
Carmen Amaya baila
Y también baila Isadora
cuando los muslos tersos
desafían gravedades
y surcan el espacio
ahuyentando dolores.
La cintura cimbrea
en el viento de la tarde
y como no hay mar sin olas,
ondulante se ofrece.
La Montoya de Lorca
ha renunciado a su nombre,
y ahora se llama compañía,
Los yunques de sus pechos,
en otro torso arden,
y los brazos despliegan,
Fénix resurgiendo
de doradas cenizas
su belleza incorpórea.
Las manos acarician
cielos de la poesía,
en los versos del poeta,
cuya voz anima antaño
desalentados músculos.
Donde se hunde el mar
para abrigar a Venus
Donde Saturno gira
a ritmo de alegrías.
Alejandra Menassa de Lucia
...............................................................................
FELIZ CUMPLIR AÑOS
A Amelia Díez, Alejandra Menassa, Virginia Valdominos y
Helena Trujillo en la celebración de su cumpleaños en diciembre de 2012.
Un día antes del fin del mundo y a las puertas del nuevo año,
estamos aquí para celebrar el cruce lumínico de cuatro astros,
que desde las profundidades de las ciencias y las artes
emergen a la estratosfera, para detener, cualquier intento destructivo del hombre.
Con lanzas de tinta y ataviadas de versos, henchidas por el deseo,
desenfundan estratagemas como argonautas del ciberespacio
desintegrándose en palabras que se expanden por todo el universo
y crean, por doquier, calor, color del ámbar, para templar las ansias.
Ellas vetean la dureza del mármol en sus manos, mostrando caminos
que se diseñan en mapas de algún tesoro escondido bajo la piel.
Fugaz encuentro el de sus miradas, que como cada año,
se unen para danzar juntas, con todos nosotros, en una fiesta inolvidable.
Mañana, aunque la luz del sol dejara de alimentar la tierra
y el mar se sumiera bajo nuestros pies sedientos
dejando atrás bosques de recuerdos olvidados en su fondo,
estoy segura, que nuestros cuerpos, ávidos de amor, sentirán el canto
de estas cuatro mujeres anunciando un nuevo comienzo.
Magdalena Salamanca