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19 de diciembre de 2011

Un nuevo libro de la Editorial Grupo Cero

Los secretos de un psicoanalista

LOS SECRETOS DE UN PSICOANALISTA. Prólogo

¡¡Este paso que doy, mariquitas no podrán!!
(Secreto 176)

El presente libro viene a culminar un año especialmente prolífico en cuanto a títulos publicados por este autor, Miguel Oscar Menassa. Desde la aparición de "Canciones", en septiembre de 2010, han visto la luz "Los papelitos secretos del estado de ánimo", "Carnaval de la tercera edad", "La bella de día y Jesús", "Tu cuerpo es el amor" y "Poética del exilio". Ahora le toca el turno a "Los secretos de un psicoanalista".

De todas las acepciones de la palabra "secreto", hay dos que se hallan imbricadas en el título del libro:

-"Conocimiento que alguno posee exclusivamente de algo."

-"Obligación y derecho a guardar silencio sobre lo que se conoce en algún cargo o profesión."

La primera remite a su trabajo de escritor, poeta sobre todo, si tomamos ese conocimiento como correlato del saber poético. Exclusivo, en tanto puesta en acto, con nombre y apellido, del imaginario universal.

La segunda acepción conecta directamente con su trabajo de psicoanalista. Y esto se cumple como condición a priori, puesto que no hay datos concretos ni personales de los pacientes, nadie podría re-conocerlos. ¿O, quizá, todo esto, en Menassa, sea sólo literatura?

Hay, en cambio, como materia prima, cuarenta años de ejercicio profesional en condiciones, a veces, muy extremas.

Ambas disciplinas, la poesía y el psicoanálisis, nos dicen que sólo se puede saber después. Es el momento, entonces, de sumergirse en el texto.

Se trata de 468 escritos (a los que llamaremos secretos) de extensión y formato variable.

En el secreto 1, expresa lo que puede ser un deseo o una decisión, pero que enuncia lo que, a lo largo de la lectura, se mostrará como la pauta del libro:

"Tengo que escribir acerca de la corrupción que produce el dinero en las personas. Si no se hicieran cálculos de dinero, se llegaría a la conclusión: psicoanálisis para todo el mundo".

A partir de ahí, la mayoría se presenta en forma de diálogo entre un él o una ella, y el doctor, vocativo casi genérico al que atribuir un saber desconocido e imprescindible para el sujeto.

Otros, son reflexiones del especialista respecto a la profesión y sus cuestiones. No faltan aquí conceptos fundamentales para trabajar como psicoanalista, con toda la rigurosidad que este ejercicio precisa.

Amor, odio, celos, culpa, melancolía, hombre, mujer, sexo, pequeñas o grandes enfermedades, soledad, ignorancia, miedo, silencio, pasado, cuerpo, padres y madres, el futuro... Todas las combinaciones posibles, palabras y sus matices que recorrerán ese espacio entre dos, que es tiempo.

Hay algunos que son cartas (170 a 176), y poseen la peculiaridad de estar fechadas, 4 años antes del nacimiento de Menassa, en 1936. Están dirigidas a Cesare Pavese, por la publicación de "El oficio de vivir".

Al respecto, resulta curiosa la manera en que el autor introduce este asunto, varias páginas antes. En el secreto 64, la paciente comienza diciendo:

"Estuve leyendo a Pavese, escribe mejor que usted, es un gran escritor. A mí me gustaría escribir como él. ¿Y a usted, doctor?"

Al final de esta serie de cartas, hay una frase que nos acerca a la dimensión que la escritura tiene para Menassa:

"Ella (la poesía) se conforma con una hoja en blanco y, si la hoja en blanco es la propia vida del poeta, mejor."

Llama la atención que el único poema que aparece en el libro sea "La muerte del hombre" (129). Es decir, no sólo el poeta, también el psicoanalista, deben morir, dejar de ser, apartar su hombre, para poder ejercer la poesía, el psicoanálisis.

Además de estos dos términos, hay otro en el que el autor insiste, y es el de grupo, imprescindible para crear escuela. Como muestra de la anticipación social e histórica que Menassa ha demostrado en múltiples ocasiones, diremos que, recién comenzada la década de los 80, ya andaba reivindicando el papel de la mujer en las instituciones.

En el secreto 152, donde narra la primera reunión previa a la fundación de la Primera Escuela de Psicoanálisis Cero, escribe:

"Más mujeres que hombres en el grupo de fundación, eso es lo más interesante"

El tema del desarrollo de la Escuela Grupo Cero será especialmente tratado en lo sucesivo. Destacaremos el secreto 261:

"Lo fuerte siempre es un conjunto, una articulación de más de un ser. Como mínimo, el ser y el maestro del ser."

Y debemos reconocer que el maestro, en cuanto a la articulación de poesía y psicoanálisis se refiere, es Menassa. Sólo él se animaría a decir:

"Un psicoanalista cura más por lo que es que por lo que dice" y este psicoanalista es un escritor, o este escritor también es psicoanalista...

Si tuviéramos que aventurar una respuesta, la más probable sería que Menassa es un trabajador de la poesía y del psicoanálisis.

No en vano, en la cabecera de Extensión Universitaria (la revista de psicoanálisis de mayor tirada del mundo, de la cual es director) figura, firmado por Freud: "Psicoanálisis y poesía es psicoanálisis".

En un sutil ejercicio de equilibrista, el penúltimo secreto del libro (468) abrocha con el primero, a través de ese hilo conductor del ejercicio psicoanalítico que es el significante "dinero":

"Amistad para todos, porque el amor y la amistad me fueron transmitidos por mi padre.
Puesta en acto de mi saber inconsciente sólo para el que pueda pagar el especialista.
El especialista tiene que ser convocado y, si el especialista es un psicoanalista, sólo lo convoca el pago a tiempo de sus honorarios."

En este punto, cobra sentido el epígrafe del comienzo. Es necesaria una suerte de valentía para escribir acerca del dinero, eso de lo que nadie quiere hablar, que puede equivaler a cualquier cosa, incluidas algunas fundamentales para el sujeto, y desatar sentimientos impensables e insoportables.

Una actitud que nada tiene que ver con la edad:

"Tengo que animarme, en cualquier momento y a cualquier cosa. Y esto sólo se puede, sólo está permitido para mayores de 70 años.

Cuando sea libre, totalmente, habré abandonado definitivamente mi juventud."

Y éste es el paso que, realmente, "mariquitas no podrán".

Ahora, sí, podemos decir con tranquilidad: "Hasta la próxima".

 

Carmen Salamanca
Gerente Editorial Grupo Cero

 

 

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