Por qué pienso que a Miguel Óscar
Menassa se le debe otorgar el Premio Nobel de Literatura 2010
Punto de vista
de Jaime Icho Kozak
Pienso que a Miguel Óscar Menassa, se
le debe otorgar el Premio Nobel de Literatura 2010, por la excelencia
y universalidad de su obra.
En el año 2011, se cumplen cincuenta años de la publicación
de su primer libro de poemas, medio siglo trabajando y publicando, porque es
en el mundo donde la escritura cobra sus sentidos; así lo
transmite y lo realiza.
Poeta, Médico, Psicoanalista, Pintor, y un prolífico etc., que
dejo para otra oportunidad curricular. Ha transitado diversos géneros,
como la novela, el ensayo, los guiones cinematográficos, ponencias congresuales,
planes de salud desarrollados en varios continentes y, fundamentalmente, Poesía.
Gran parte de su obra ha sido traducida y publicada en varios
idiomas y difundida en diferentes medios y formatos. Ha sido
incluido en varias antologías,
principalmente en la realizada por el Poeta Raúl Gustavo
Aguirre.
Fundador de varias instituciones en diferentes países y Maestro de poetas,
psicoanalistas, escritores, científicos, pintores y artistas en general,
en todo el mundo. Su obra me recuerda aquello que dijo Ezra Pound, de que se
podría, con un cierto rigor, aplicar al estudio de la literatura un poco
del sentido común que, corrientemente se aplica a la Física o a
la Biología. En poesía, hay procedimientos sencillos y hay descubrimientos
conocidos claramente delimitados. Dijo E. Pound en diversos lugares de su obra:
en cada época, uno o dos hombres geniales descubren algo y lo expresan,
aunque sólo sea en un verso o dos, o en alguna cualidad de la cadencia;
y después, dos docenas o doscientos o dos mil imitadores lo repiten, lo
diluyen y lo modifican. Creo que M. O. Menassa, es un creador que no se puede
obviar y, releyendo sus propuestas y desarrollos, es posible llegar a la siguiente
conclusión: es alguien que inaugura formas y maneras de la palabra,
abre caminos futuros, sintetiza y alcanza diversas búsquedas, iniciadas
en la literatura en los últimos siglos.
A propósito de lo que estoy diciendo, recuerdo también, el discurso
del Poeta Saint John Perse, al recibir el Premio Nobel en 1960, cuando habló del
misterio común entre la gran aventura del espíritu poético
y las grandes entradas dramáticas de la ciencia.
M. O. Menassa, reúne ambas vetas de exploración y trabajo, la ciencia
y la poesía, más exactamente, el Psicoanálisis y la Poesía.
Se trata de un autor que desde sus primeros escritos, compaginó el arte
y la vida, el amor y el saber, en una escritura apasionada y apasionante, que
se escenifica en transformaciones que indagan las fronteras del pensamiento contemporáneo,
los modos de vida de nuestra civilización, las maneras
de ser un hombre, los caminos para ser una mujer, y lo que es
muy interesante, las maneras de vivir y sus consecuentes finales,
las formas de envejecer y morir.
La escritura es su hogar, la insumisión su ley y su mirada, insiste en
desarrollar esa función de la escritura que representa la anticipación.
Valga como ejemplo un Aforismo: “Nunca aceptamos ningún regalo.
Nunca desviamos, ni siquiera una coma. Ninguna palabra fue dejada de lado. Compramos
toda nuestra libertad y cuando alguien nos quiera dar un premio ya lo habremos
pagado”.
Se trata de un trabajador constante, del derecho inalienable
de considerar que el instrumento poético y el instrumento lógico, tienen la misma
legitimidad ante la historia del pensamiento como instrumentos de conocimiento
complementarios entre sí.
Y en su libro: “Monologo entre la vaca y el moribundo” dice: “Me
condeno a vivir y trabajar encerrado en la casa del poeta desde el 1 de julio
de 1991 hasta el 31 de julio de 1996 y luego, revisaremos la condena. El solo
afán de salir puede acarrear otra condena de cinco años más.
El buen cumplimiento de la condena no acorta la pena, a lo más no la prolonga.
En cinco años, tendría que aprender a vivir encerrado en una idea
y luego vendrán mis grandes obras.
Después vendrán momentos decisivos para mi escritura.
No espero ni deseo ningún gran viaje a menos que tenga que ir personalmente
a cobrar el Premio Nobel”.
Se me ocurre que a nuestro autor, le cabe perfectamente aquél espíritu
nacido en un relato de Julio Cortazar, aquél al que la música metía
en el tiempo y eso es lo que produce la poesía de M. O. Menassa en sus
lectores, nos mete en el tiempo, es alguien que bien podría decir: esto
lo estoy escribiendo mañana.